venres, 22 de maio de 2015

La tecnología más antigua que conocemos no es humana

Un nuevo descubrimiento retrasa la aparición de estos utensilios en 700.000 años, y pone contra las cuerdas la idea de que fueron nuestros ancestros directos quienes los idearon por primera vez

SERGIO FERRER
http://www.elconfidencial.com/

Homínidos de hace 3,3 millones de años usaron herramientas de piedra. /MPK-WTAP

Cuando una mañana de julio de 2011 varios paleontólogos se perdían mientras trabajaban en Kenia no podían imaginar las consecuencias que tendría su error. “Pudimos sentir que había algo especial en ese lugar”, escribieron entonces. Habían ascendido a una colina para orientarse y decidieron excavar en ella. Hoy, publican en la revista Nature el descubrimiento de las herramientas más antiguas jamás encontradas: 149 utensilios de piedra datados en unos 3,3 millones de años, cuyos hacedores y funciones no están del todo claros.

Las herramientas halladas no sólo retrasan la aparición de estos utensilios en 700.000 años, sino que ponen contra las cuerdas la idea de que fueron nuestros ancestros más directos quienes pensaron por primera vez en golpear dos piedras para crear una nueva tecnología. Según los investigadores, el fabricante pudo no ser antecesor del ser humano ni pertenecer al género Homo, lo que implica que las herramientas más antiguas conocidas son anteriores a los primeros humanos.

“El autor fue un hominino [primates homínidos de postura erguida y locomoción bípeda a los que pertenecemos], pero de momento no es posible determinar cuál”, explica a Teknautas el geólogo de la Universidad Rutgers (EEUU) y coautor del estudio, Chris Lepre. Esto supone la primera evidencia de que un grupo anterior de protohumanos, primos del actual Homo sapiens, tuvo la inteligencia necesaria para fabricar utensilios con bordes afilados.

Las herramientas ponen en entredicho la idea de que fueron nuestros ancestros quienes pensaron por primera vez en crear una nueva tecnología


Los sospechosos habituales son, en este caso, tres. En los años 90 se encontraron a pocos cientos de metros de la herramienta varios fósiles de Kenyanthropus platytops, un hominino cuya relación evolutiva con los Homo se desconoce y que vivió medio millón de años antes que estos. También se encontró un cráneo a un kilómetro del yacimiento y un diente, todavía sin identificar, a menos de 100 metros. Al estar en el momento adecuado en el lugar preciso, este homínido parece el principal candidato.

La presencia de esta especie en el lugar del crimen, sin embargo, no tiene por qué asegurar nada. Lepre aclara que serán necesarias nuevas investigaciones para encontrar al culpable. Porque las herramientas también pudieron salir de la mente de otras especies de la misma época. Quizá Australopithecus afarensis, o algún tipo de Homo temprano todavía por descubrir.

La función del utensilio es otro misterio por resolver: puede que se utilizara para cascar nueces, cortar carne o romper huesos para acceder al tuétano. Eso sí, según aclara Lepre “son muy grandes para los estándares prehistóricos. Algunas son comparables a una bola de bolera”. El investigador añade que fueron fabricadas a partir de rocas volcánicas y que algunas fueron golpeadas entre sí para producir filos cortantes.

“Este trabajo nos obliga a repensar la idea de que nuestro género, Homo, fue el primero en desarrollar herramientas de piedra”, explica Lepre. “Eso es importante porque sugiere que la esencia de esta cultura de utensilios es previa a la evolución de los cerebros grandes”.



No es la única teoría que el hallazgo pone a prueba. Hasta ahora se pensaba que el uso de herramientas de piedra surgió en respuesta a cambios climáticos que tuvieron lugar hace unos 2,5 millones de años. Estas variaciones en la temperatura generaron amplias praderas repletas de grandes presas cuya carne era necesario cortar de alguna forma. Pero el tamaño y las marcas de los utensilios, junto con la reconstrucción del entorno, sugieren otros contextos y funciones.

La función del utensilio es otro misterio: quizá se utilizó para cascar nueces, cortar carne o romper huesos para acceder al tuétano


“Los utensilios probablemente se utilizaron en un ambiente más boscoso de lo que se imaginaba”, asegura Lepre. Esto invita a pensar en nuevas hipótesis sobre qué provocó que nuestros ancestros comenzaran a desarrollar estos artefactos. Al vivir rodeados de plantas y árboles, quizá encontraron una forma de abrir frutos secos y tubérculos, o golpear troncos muertos para llegar a los insectos de su interior. O puede que las fabricaran con intenciones todavía desconocidas.

Por estos motivos la paleontóloga de la Universidad de Nanterre (Francia) y autora principal del estudio, Sonia Harmand, considera que los artefactos “iluminan un período previamente desconocido del comportamiento hominino y nos cuenta mucho sobre el desarrollo cognitivo de nuestros ancestros”. No en vano para fabricar estos artefactos es necesario tiene un nivel de control motor en las manos que implica ciertos cambios en el cerebro del animal.

La caída del ‘Homo habilis’

En los años 60 se descubrió al Homo habilis, especie de homínido que vivió hace unos 2 millones de años. Durante mucho tiempo se consideró el ancestro humano más antiguo, así como el primero en fabricar herramientas. Posteriores hallazgos han quitado ambos récords a nuestro antepasado, pero el golpe de gracia ha llegado en 2015 gracias a un par de hallazgos.

En marzo de este mismo año, una mandíbula encontrada en Etiopía se convertía en el fósil más antiguo de Homo conocido y retrasaba la aparición de este género a hace 2,8 millones de años, 400.000 antes de lo esperado.

Ahora, el descubrimiento de Kenia pone en entredicho el título de habilis. Pero aunque las herramientas encontradas por el equipo de Lepre son las más antiguas descubiertas, en realidad existen evidencias todavía más lejanas. En 2009 se hallaron en Etiopía huesos de animales de hace 3,39 millones de años marcados con cortes. No se encontró ningún utensilio en la zona, pero es probable que se trate del primer caso de consumo de tuétano por parte de homininos. Si se confirma la autoría de Kenyanthropus platytops quedará claro que la fabricación de este tipo de herramientas no es exclusiva de los humanos, aunque sí haya sido mérito nuestro el desarrollar la tecnología hasta su punto más alto.

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