xoves, 4 de xullo de 2019

¿Por qué un gobierno de coalición para España?

¿Por qué el PSOE no pacta con UP y acepta formar gobierno con estos? y ¿por qué UP no acepta pactar un plan de gobierno y un "gobierno de cooperación" o incluso un pacto programático sin cargos intermedios?

El Sánchez que elogia al neoliberalismo es el mismo que quiere hacer un gobierno de izquierdas junto con UP. Es una contradicción casi insalvable que habita en el PSOE

Joaquín Caretti

Los gobiernos de coalición en Europa son la norma desde hace muchos años. De los 28 Estados que la componen, 21 tienen actualmente esta forma de gobierno dado que ninguno alcanza la mayoría absoluta. Una coalición implica un programa de gobierno consensuado y la participación en el ejecutivo con vicepresidencias y ministros. Por destacar algunos de los 21: Alemania (3 partidos), Francia (3 partidos), Italia (2 partidos), Hungría (2 partidos), Bélgica (3 partidos), Dinamarca (3 partidos), Finlandia (5 partidos), Países Bajos (4 partidos), Polonia (3 partidos) y Suecia (2 partidos). Estas coaliciones no implican necesariamente que se obtenga la mayoría absoluta y, por ello, a veces necesitan de acuerdos puntuales con otras fuerzas políticas. También se puede gobernar en solitario con apoyo externo, como lo hace Portugal.
En razón de ello, la demanda de un gobierno de coalición por parte de Unidas Podemos (UP) con su presencia en el ejecutivo, previo pacto de un programa de izquierda, se inscribe en lo razonable y no debería suscitar más rechazo o asombro que el de las fuerzas de la derecha. Sin embargo, el partido socialista (PSOE) se resiste a esta posibilidad ofreciendo un "gobierno de cooperación" con cargos de UP en escalones intermedios de la Administración sin presencia en el ejecutivo. Por otra parte, los posibles apoyos o las abstenciones del Partido Nacionalista Vasco, Partido Regionalista de Cantabria, Bildu y Esquerra Republicana de Cataluña no han manifestado ninguna dificultad ante la presencia de UP en el gobierno lo cual facilita dicha coalición. Entonces, surgen dos preguntas que trataremos de responder: ¿Por qué el PSOE no pacta con UP y acepta formar gobierno con estos? y ¿por qué UP no acepta pactar un plan de gobierno y un "gobierno de cooperación" o incluso un pacto programático sin cargos intermedios?
El presidente ha dicho claramente que su socio preferente es UP y que quiere un gobierno de izquierdas. Pero quiere gobernar en solitario con el apoyo de los 42 diputados de UP. Piensa que el pueblo eligió al PSOE para dirigir a España solo, ya que obtuvo un gran número de diputados (123). Argumento ciertamente falaz cuando este número no le permite gobernar (mayoría 176). Pero incluso si seguimos este razonamiento, vemos que el pueblo votó a dos partidos progresistas que si se unieran (UP 42) estarían cerca de la mayoría absoluta (sumados 165) y, según las encuestas realizadas, esta es la coalición que le gustaría a los votantes de ambos partidos.
Sánchez, sin embargo, aprieta cada vez más a Iglesias -junto con las portadas de los periódicos que vaticinan una catástrofe si no se forma gobierno ya- para que este acepte su propuesta, poniendo muy en riesgo la formación de un gobierno de progreso. A su vez, amenaza con nuevas elecciones en las cuales piensa que aumentaría su ventaja a costa de UP. Otra idea peregrina, pues el tener más diputados no lo acercaría al gobierno dada la supuesta caída de UP. Sería la misma situación -un poco mejor para el PSOE-, pero aún más enconada con UP sumado al riesgo que implica lo incierto de los resultados de un nuevo acudir a las urnas.
Es posible valorar otras razones para su negativa. Es ciertamente más cómodo gobernar en solitario y no tener un socio que en el ejecutivo te "marque la cancha" por izquierda señalando supuestamente las debilidades políticas y las concesiones al orden establecido. Es mejor con vistas al futuro no dejar que entre UP y así frenar cualquier crecimiento de este, efecto de un buen hacer en los ministerios que le fueran adjudicados. Asimismo y lo fundamental, es que el PSOE, a pesar del giro a la izquierda que parece haber dado con Sánchez, tiene sus servidumbres varias y no apuesta claramente por una política progresista y socialdemócrata. Navega aún entre esta y el socialiberalismo de Toni Blair heredero de Margaret Thatcher, política que avalan con entusiasmo la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), el IBEX 35 y los grandes periódicos. Para confirmar esto basta ver el elogio y agradecimiento que Sánchez le hace a Macri en el G20 reconociendo su "liderazgo" en la gestión del acuerdo leonino entre el Mercosur y la Unión Europea. Este elogio será profusamente usado por Macri en la próxima campaña electoral en Argentina. El Sánchez que elogia al neoliberalismo es el mismo que quiere hacer un gobierno de izquierdas junto con UP. Es una contradicción casi insalvable que habita en el PSOE.
Obviamente, para él sería mejor que Ciudadanos cediera y se abstuviera, pagando posteriormente este apoyo con medidas a favor de los ricos, apoyo que le sería otorgado en aras de la "gobernabilidad de España". Este plan tranquiliza a los mercados que ya se han manifestado muy claramente por esta opción. Recordemos que en el año 2016 Sánchez prefirió pactar con Ciudadanos antes que con Podemos y de ese modo terminó no gobernando, dándole el PSOE con su abstención la investidura a Rajoy. Cierto es que con la negativa - "no es no" - y posterior renuncia de Sánchez a su acta de diputados.
Al banquete del gobierno no ha sido invitado UP y, a cambio, se le propone que se conforme con las migajas que caen de la mesa y la promesa de que habrá un programa común. Pero resulta que UP insiste en sentarse a la mesa con varios comensales en función de la aritmética electoral: si tú tienes 123 y yo 42 me toca un tercio de lo que en dicho banquete se reparte. Se podrá negociar y no respetar esta aritmética, pero lo que UP no quiere negociar es su presencia. Y no quiere ceder en esto, a pesar de su bajón electoral y la grave crisis interna que arrastra, porque se sabe que sin ellos en el gobierno la deriva hacia políticas antipopulares del PSOE no tardaría mucho tiempo en concretarse. Algunas voces dentro de UP piensan diferente y creen que sería mejor quedarse fuera del gobierno y de ese modo no mancharse con las medidas que se tomen. Otros valoran que sin confianza entre los partidos no es posible un gobierno de coalición. Hay que recordar que sí hubo confianza hasta hace muy poco ya que UP fue un artífice fundamental en el triunfo de la moción de censura y dicho partido no pidió nada a cambio, solo que se le tuviera en cuenta para desarrollar un programa progresista. La confianza se gana en el camino y ya hay un breve recorrido de acuerdos después de la moción de censura.
Pienso que es un error político no aprovechar la posibilidad de gobernar y tratar de implementar políticas a favor de los que más las necesitan y en contra de la lógica de la austeridad del capitalismo dominante. Tiempo habrá para irse si dicho gobierno no va bien. Hay muchas cosas que se pueden hacer y reformar no solo a nivel económico, laboral y social sino, y fundamentalmente, a nivel de la cultura y de los lazos sociales (pensemos en lo que se pierde con la salida de Carmena). Haría mucho bien un gobierno de izquierda que apostara por incidir en un nuevo modo de lazo social donde se priorizara la solidaridad y no la competencia, el pensamiento crítico y no la sumisión, lo cual devolvería la esperanza a millones. Un gobierno que se tomara en serio las advertencias que se vienen haciendo desde el psicoanálisis y la filosofía política sobre los desmanes que causa el neoliberalismo en la subjetividad.
Reducir la insistencia de UP a un problema de ambición personal de Iglesias, dado que sería la única posibilidad de salvarse, o a la existencia de un ego que no sabe ceder -pudiendo todo esto tener algo de cierto-, es, a mi entender, quedarse en lo imaginario, dejando de comprender lo que representa UP y lo que realmente se está jugando: un gobierno de izquierda o uno social liberal. Desde esta óptica es como pienso que hay abordar la insistencia de UP y su no ceder.
Nadie quiere nuevas elecciones, pero si fueran necesarias no habría que tenerles miedo. De cualquier manera, es posible que el PSOE opte por un gobierno de izquierda y haga una propuesta más tangible a UP que satisfaga sus aspiraciones o que este apoye finalmente al PSOE, pero quedándose fuera de toda participación en el gobierno y dando la batalla en el parlamento. Lo sabremos pronto.

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