José Precedo
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"En los ochenta y noventa, los contrabandistas de las Rías Baixas se mezclaban con el partido, tú no viviste aquellos tiempos". Semejante arranque de sinceridad hay que agradecérselo a un alto cargo del Partido Popular que explicaba así, en privado, los años de amistad de Alberto Núñez Feijóo, con el capo di capi del tabaco en aquella época, Marcial Dorado, que todavía hoy cumple condena por narcotráfico.
Solo habiendo vivido aquellos años trepidantes, en que presidentes de la Xunta y mandamases de Alianza Popular y del PP alternaban con los patriarcas del Winston de batea, puede explicarse la figura de José Alfredo Bea Gondar, el alcalde de O Grove, condenado por blanqueo que ha logrado una orden judicial para sucuestrar Fariña, el libro de Nacho Carretero que desmadeja las conexiones de los clanes de la droga en Galicia. El tratado ha vendido desde hace tres años 30.000 ejemplares, va por la décima edición e inspira una serie de Antena 3 que empezará a emitirse en unos meses. De momento, Fariña sigue en las librerías y este martes acaparó el primer puesto en el ránking de ventas de Amazon, a la espera de que el exregidor deposite los 10.000 euros de fianza que ha impuesto una juez de Collado Villalba antes de incautar todos los ejemplares.
El fondo del asunto es una demanda civil por intromisión en el honor -todavía por resolver- que Bea Gondar presentó en diciembre de 2016 contra Carretero y la editorial Libros del K.O., a los que pide medio millón de euros de indemnización, por dos alusiones que el periodista gallego hace en el libro. La primera cita el procesamiento del alcalde en un sumario por narcotráfico -en el que fue condenado primero en la Audiencia Nacional y absuelto finalmente en el Supremo-. La segunda relata muy de pasada su mediación en un negocio con el cártel de Cali.
Uno de las párrafos que cita la demanda es un pie de página de tres líneas que ayuda a explicar un alijo de dos toneladas de cocaína que naufragó en mayo de 1991 en la costa coruñesa de Cedeira y del que se salvaron 300 kilos. Según narró el narco Manuel Vázquez Vázquez, alias O Piturro, él entregó la carga "a tres fulanos que no eran gallegos" y que se largaron en un coche. En la nota al pie, Carretero explica: "El coche, tal y como descubriría la investigación años después, estaba a nombre de Alfredo Bea Gondar: alcalde de O Grove, afiliado al PP (otro más) y procesado en 2001 por un alijo de dos toneladas de cocaína". Una vez recibida la demanda, las nuevas ediciones de Fariña cuyo secuestro ordena ahora la juez incluyeron la siguiente frase: "Gondar sería absuelto años más tarde por el Tribunal Supremo".
El segundo párrafo que motiva la denuncia es este: "Aquel junio de 1991 Orbáiz Picos se ofreció al cartel de Cali para traer 2.000 kilos de cocaína. Lo hizo a través de Alfredo Bea Gondar, alcalde de O Grove, por AP en 1983 y 1991 (este último año ganó con mayoría absoluta después de haber sido acusado de narcotráfico, aunque duró dos días en el cargo), quien aceptó la propuesta y se puso en contacto con Manuel González Crujeiras, o Carallan, al que ya conocemos de su época como colaborador de Sito Miñanco. Diez años más tarde, en 2001, fueron todos procesados".
La demanda de Bea Gondar reclamaba también que se indagase en el guión de la serie Fariña, que la productora Bambú estrenará en Antena3 durante los próximos meses, para ver si contiene alusiones al exalcalde de O Grove y si fuese así, que se prohibiese el rodaje. Esta petición ha sido desestimada.
En Fariña, el libro, Bea Gondar es poco más que un secundario entre los clanes de las rías baixas -ocupa dos párrafos de un total de 365 páginas- pero en Galicia ha escrito durante décadas páginas y más páginas de periódicos primero en la crónica política y después de la de tribunales. Hizo el tránsito de alcalde desde el franquismo, a la UCD y después a Alianza Popular, donde recaló junto a todos sus concejales una vez que ganó las elecciones desde una formación independiente.
Resistió durante dos años atrincherado en la casa consistorial sin convocar el Pleno para la moción de censura que le reclamaba la oposición. Tuvieron que sacarlo del ayuntamiento las fuerzas especiales y una resolución del Gobierno central.
Un viernes de junio de 1991 fue detenido en la operación contra el narcotráfico relacionada con el alijo del naufragio de Cedeira y eso no le impidió revalidar el poder el lunes siguiente -pese a estar ya en prisión provisional- en un tenso pleno en el que no le votó ningún concejal. Al ser el candidato de la lista más votado, fue investido alcalde. La noticia la recibió en la cárcel, así que no llegó a tomar posesión. La corporación esperó las 48 horas de rigor y le destituyó después alegando ausencia injustificada (la causa obvia era que el hombre llamado a gestionar este municipio turístico de las Rías Baixas seguía entre rejas).
Un periodista que cubrió aquellas sesiones las define hoy como "episodios bochornosos de la historia negra de Galicia". "Bea Gondar era un populista y no se puede decir que nada de lo sucedido aquellos días extrañase demasiado, pero la verdad es que había gente en el pueblo que lo siguió apoyando siempre", asegura este redactor por teléfono a eldiario.es con la condición de preservar su identidad.
La Audiencia Nacional condenó a cuatro años de cárcel y a una multa de 600.000 euros a Bea Gondar, pero el Tribunal Supremo anuló años después el sumario instruido por el juez Baltasar Garzón. Por el medio, un arrepentido dio marcha atrás a la declaración en la que había implicado a Bea Gondar.
De los cargos de blanqueo, sin embargo, nunca se libró el exregidor de O Grove. Fue condenado primero a tres años en la Audiencia Nacional que el Supremo amplió a cuatro años y siete meses. Ya ha pagado su pena. La sentencia consideró probado que Bea Gondar participó en la operación de una red colombiana liderada por David Tuaty para "sacar importantes cantidades de dinero de España" en connivencia con el director de una sucursal en Burgos del Banco Espíritu Santo portugués.
En aquellos años de realismo mágico en Galicia podía pasar que uno recibiese medallas de instituciones públicas pese a estar condenado por tráfico de drogas. Eso sucedió en los salones nobles de un hotel en la isla de A Toxa en diciembre de 2004. El Ayuntamiento de O Grove, entonces gobernado por el alcalde Miguel Ángel Pérez, del PP, celebraba la "fiesta de la democracia", un reconocimiento a todos los hombres y mujeres que habían pasado por la corporación. En el reparto de insignias de oro y plata junto al resto de ediles allí estaba haciendo cola Bea Gondar, para escarnio de las madres antidroga.
Hoy el exalcalde intenta pasar por un venerable jubilado que ha trasladado su residencia a Collado Villalba (en el noroeste de Madrid) y que vive con una pensión de 600 euros al mes. Su abogado aseguró este martes a eldiario.es que valora pedir una rebaja de la fianza de 10.000 euros para hacerla más acorde a los ingresos del exregidor, pero que en todo caso intentará reunir el dinero.
Él mismo compareció la tarde del lunes desde su residencia madrileña en el programa Más Vale Tarde que dirige Mamen Mendízabal. La conexión en directo dejó una sentencia suya memorable. Bea Gondar, el político al que el Tribunal Supremo condenó por ayudar a blanquear dinero a las bandas colombianas, advirtió que no le parece "ético decir mentiras para ganar dinero". Reconoció no haber leído el libro de Carretero y tras reconocer que había sido condenado por blanquear dinero negó que este procediese de la droga. De paso, se comprometió a depósitar los 10.000 euros que exige el auto judicial para secuestrar el libro.
Las medidas cautelares ponen en riesgo la misma supervivencia de la editorial Libros del K.O., que había impreso 10.000 ejemplares en la décima edición deFariña para aprovechar el tirón de cuando se emita la serie. Tanto la editorial como el autor aseguran que respetan las decisiones judiciales pero se confiesan sorprendidos y preocupados. El juicio sobre la demanda de protección del honor interpuesta por el exalcalde de O Grove se celebrará en los próximos meses. Bea Gondar reclama por esos dos párrafos medio millón de euros.
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