xoves, 15 de febreiro de 2018

Pornografía frente a educación sexual: cuando el referente adolescente enseña a dominar a la mujer

Fundación Atenea, que trabaja con la juventud extremeña, explica que la industria pornográfica cosifica a las mujeres y reproduce papeles machistas. También normaliza la violencia sexual en las relaciones

Aboga por el fomento de una educación sexual que implique a la sociedad en su conjunto, desde el sistema educativo a la familia


Jesús Conde
http://www.eldiario.es/



Resulta un tema embarazoso para muchos padres. Incluso pueden optar por aplazarlo o eludirlo. Pero la juventud, también en edades preadolescentes, tiene acceso casi ilimitado a las redes. Allí descubren el sexo. O más bien el porno, que sustituye   a la educación sexual desde edades muy tempranas.
Desde un teléfono, o cualquier dispositivo tecnológico, la infancia tiene sus primeros contactos con el sexo desde una industria que cosifica a las mujeres. La pornografía es una “caricatura” perversa de la realidad, donde ellas cumplen el rol de complacer a un hombre sediento de sexo. Son “proveedoras de placer” para el ‘macho’. 
Así lo explica Fundación Atenea, que trabaja con la juventud extremeña, y que advierte que el porno t ambién puede normalizar la violencia sexual en las relaciones. Es “un creador de complejos, frustraciones e inseguridades entre la gente joven”, según pone de manifiesto la entidad.
Hay que tener en cuenta -explica- que los modelos de la industria porno no tienen nada que ver con las relaciones. "Donde existe un componente afectivo, sano y gratificante".

Un mundo sin filtros

En muchas ocasiones no son búsquedas voluntarias, sino ventanas que se abren a modo de anuncio y que llevan a menores a un mundo desconocido. Un mundo para el que no tienen los mismos filtros que una persona adulta.

El último poster de Nymphomaniac
Poster de Nymphomaniac, la película de Lars Von Trier
Javier Segura, de Fundación Atenea en Extremadura, cuenta que el porno conduce a ideas distorsionadas sobre sexualidad. También distorsionan las relaciones afectivas y el disfrute compartido de una relación.
Puede normalizar situaciones en que la persona acepta prácticas que no le gustan, solo porque aparecen en el porno. Lo pueden hacer por el miedo a “quedar mal con la pareja sexual”.

Un giro en la educación

La solución no es la prohibición de conectarse a las redes, más bien un uso adecuado de cómo conectarse. "No censurar, sino naturalizar lo más posible y afrontarlo en favor del desarrollo psíquico-social".
Javier Segura aboga por implicar en este proceso a toda la sociedad en su conjunto, desde el sistema educativo a la familia. Una propuesta de sumar esfuerzos entre todos.
Comenta cómo la escuela aborda esta cuestión, aunque no se hace con la suficiente intensidad. Se estudia la anatomía o el aparato reproductivo, pero no los valores afectivos y el descubrimiento del placer sexual.
Es necesario a su juicio apostar por un modelo de escuelas de padres y madres, con una educación co-participada, donde la enseñanza recaiga por tanto en la escuela y en la familia. Un instrumento donde todos los 'educandos' tienen una responsabilidad.

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