MARTA VILLENA
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Las imágenes tienen el poder de visibilizar algo, pero también de ocultar todo aquello que no representan. La artista visual, Yolanda Domínguez, denuncia que en el sector de la moda solo se visibiliza un único tipo de mujer: blanca, delgada y joven. “El resto, por lo tanto, no se representan, quedando así estigmatizadas y presentadas ante la sociedad como personas anormales”, explica la artista madrileña, que ha querido rendir homenaje a la diversidad femenina criticando los imaginarios de consumo a través de una exposición, Little Black Dress, que puede verse en el Museo del Traje hasta el 17 de septiembre (Avenida de Juan de Herrera, 2; entrada gratuita; visitas comentadas a la muestra el 17, 24 y 31 de agosto, a las 19.00 y a las 20.30; más información en 91 550 47 08).
Little Black Dress es el resultado de más de un año y medio de trabajo. “Pero todavía está sin concluir”, avisa Domínguez, que sigue animando a más mujeres a participar en su proyecto. De hecho, todas aquellas que estén interesadas pueden ponerse en contacto con la artistas a través de su correo electrónico (info@yolandadominguez.com) que también aparece en el folleto de la exposición.La muestra pertenece a la Sección Oficial de PhotoEspaña2017. Para este proyecto, Domínguez ha escogido un vestido negro de la talla 38 y ha buscado a mujeres de todas las tallas, razas y edades. “El objetivo era unir estos dos extremos: por un lado, ese estereotipo —a través del vestido—, y por otro, los diferentes cuerpos de mujeres que representan la verdadera diversidad femenina”, explica Domínguez. A algunas de estas mujeres la prenda les queda estrecha, les constriñe, mientras que a otras les queda ancha, no se adapta a su figura. A pesar de ello, todas ellas posan orgullosas y empoderadas en las fotografías que Domínguez les ha realizado.
Antes de acceder a la galería de imágenes que se exhiben, se ha de pasar primero por un laberinto de probadores. “La idea es que el visitante experimente lo que nosotras sentimos cuando acudimos a una tienda de ropa y nos enfrentamos al estereotipo”, explica Domínguez. Tras el recorrido —en el que se ponen de manifiesto sentimientos tan diferentes como los complejos, los deseos, la culpa o la aceptación—, se llega a la sala de la muestra fotográfica donde se celebra la diversidad. “Mujeres de todo tipo mostradas conjuntamente. Con ello busco la reivindicación frente a lo que hacen los editoriales de moda que nunca muestran a diferentes modelos de mujeres juntas”, dice la autora. Y añade: “No habría que hacer un editorial separado para tallas grandes, sino algo conjunto que normalice la muestra de cuerpos diferentes”.
Las imágenes, impresas a doble cara, crean un mosaico en el que el visitante puede caminar entre ellas. Preguntada por la concienciación social, Domínguez cree que “las redes sociales, están generando un activismo muy directo contra aquellos anuncios de mujeres que no representan a todas”, y que “sensibilizar es siempre el paso previo para un cambio real”. Sin embargo, no solo las mujeres sufren este problema. Aunque en menor medida, los hombres están empezando a padecer cada vez más el impacto de los estereotipos de belleza. Un problema, según Domínguez, “generado por la industria de la moda que ha encontrado un nuevo nicho de mercado en el público masculino”.
A la muestra también le acompañan dos proyecciones audiovisuales, Niños vs. Moda (2015), que se hizo con el premio Baezly Designs of the Year 2016, otorgado por el Design Museum de Londres, y Poses (2011). Ambos, proyectos previos de la propia Domínguez que completan la reflexión sobre cómo nos influyen las imágenes y cómo se difunden los estereotipos.
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