Rafael Reig
Lo primero que quiero hacer es darle mi enhorabuena por su nombramiento como secretario general (de la nueva UCD, como dice Antonio Orejudo). Lo primero que ha querido usted hacer, en cambio, es arremeter contra Podemos, pues no faltaba más. Y lo ha hecho con un argumento supercalifragilístico: que su programa es imposible. Me pregunto ¿y a usted qué le importan los programas? ¿No dijo usted que iba a celebrar primarias en noviembre? Pues ahora, según dice hoy (14 de julio) el periódico El País: “reivindica su autonomía para decidir sobre las primarias del PSOE”. El País no menciona en ese artículo que el 7 de julio ya publicó que usted (como los otros dos candidatos” “ se comprometen a celebrarlas en noviembre”. ¡Barástolis, qué cara más dura! ¡Menudos compromisos! ¿O era, como lo de la OTAN, “de entrada en noviembre”? Así que resulta que su programa también era imposible, pero eso da igual. Como decía Groucho Marx: estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros. Este es mi programa, pero luego haré lo que me dé la gana y el personal de servicio, los periodistas independientes de El País, lo llamarán ahora “reivindicar mi autonomía”. Ahí queda eso.
En fin, vamos a lo que cuenta, usted tiene una gran tarea por delante. Que el PSOE está mandado retirar, lo demuestra su elección: el más derechista de los candidatos (y tiene mérito: no es tan fácil, que conste, estar más a la derecha en su partido). Y lo rubrica su primera declaración: donde dije digo, digo Diego. Salta a la vista que usted no será más que el enterrador del PSOE. Por eso mismo no hay persona más necesaria que usted en la política española, se lo aseguro: el cadáver insepulto del PSOE, no sólo huele mal, sino que puede propagar enfermedades políticas peores que la peste, por eso requiere sepultura inmediata por alerta sanitaria. Enterrar a los muertos es una obra de misericordia, como usted sabe (y si no, pregúntele a Bono o a cualquiera de los muchos meapilas disponibles en su difunto partido) y me alegro de que se le conceda a usted esta oportunidad de hacerse grato a los ojos del Todopoderoso (¿o debo decir, en su jerga, el Number One, que es como llamaban a Felipe González?)
¿Lloraremos al difunto? Le aseguro que no, puede apostar que mantendremos los ojos enjutos. La gente de mi edad (ya provecta) hacemos responsable al PSOE de expulsar de la política a toda una generación. Nos creímos algo (muy poco, la verdad) de lo que decían, pero después de la OTAN, después del terrorismo de Estado del GAL, después de que Javier Solana bombardeara Yugoslavia, después de la corrupción y después de que Felipe González dijera que su proyecto era que en España hubiera muchos Rockefeller, y su ministro Solchaga presumiera de que España era el país en el que más fácil era hacerse millonario… ¿qué quiere que le diga? Ni de cocodrilo derramaremos lágrimas por el cadáver que tiene entre las manos. Sin embargo, tengo que hacerle una pregunta: ¿cuál es la empresa de pompas fúnebres? ¿Quién le paga a usted para liquidar a un cadáver en descomposición que ya apesta? ¿Y a usted le trae cuenta?
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