Juan Tortosa
Son católicos, apostólicos y romanos pero mienten como bellacos, además de robar -presuntamente, claro, hasta que el año 2525 o así termine la instrucción del caso Gürtel y algunos siglos después tengamos sentencia- a manos llenas. Pecan gravemente contra dos de sus principales mandamientos divinos pero no hay problema: luego se confiesan, rezan tres padrenuestros y a otra cosa, mariposa.
Mienten, mienten mucho, y tantos años de soltarlas tan gordas les han dotado de tal práctica que son capaces de proferir los mayores despropósitos sin inmutarse. Igual es cierto que acaban creyéndose sus propias mentiras.
Durante mi vida profesional he tratado con bastantes delincuentes comunes cuando me ha tocado realizar reportajes de sucesos. Nunca encontré ni un solo malhechor que no se mintiera a sí mismo: si alguien murió cuando él tenía una pistola en la mano, la culpa es de quien se puso en medio sin necesidad; si una anciana acaba en el hospital tras ser arrastrada durante metros por el asfalto porque desde la moto no consiguen quitarle el bolso, la culpa es de la anciana que se empeña en no soltarlo…
Están convencidos de que no mienten, por eso lo hacen con tanta desfachatez, con ese envidiable desahogo ¿Se puede explicar acaso de otro modo que vaya Rajoy, se presente en la fundación FAES y suelte que estamos que nos salimos de lo bien que vamos y hable hasta de "vibrante optimismo"? ¿Se puede tolerar que, en el mismísimo parlamento presuma de políticas sociales y hasta frivolice replicando que a ver si es que solo van a hacer políticas sociales en Cuba o en la Unión Soviética?
Por mucha caradura que se tenga no se puede ser tan descarado ni tan mentiroso. Ni él ni su selecto sanedrín:
Para Cristóbal Montoro, "cuando el español se levanta, asombra al mundo" y eso sucede porque "estamos en el círculo virtuoso de la economía española". Cada día que pasa se supera a sí mismo el responsable de Hacienda. Yo creo que ensaya y prepara las burradas ante el espejo cada mañana, mientras se imagina las caras de espanto en su gabinete de imagen.
Y de Fátima Báñez, ¿qué me dicen? Para ella, “la verdadera revolución de la reforma laboral” es crear empleo “poco a poco y paso a paso como lo estamos haciendo”. Solo le ha faltado decir "partido a partido" para bordarlo.
Al opusdeísta Fernández Díaz, tras condecorar vírgenes y relacionar el aborto con Eta, sólo le falta afirmar que cuando reprime manifestaciones con esa desenvoltura que sólo pueden tener quienes se saben portadores de valores eternos, lo hace por nuestro bien ¿o ya lo ha dicho?
Seguimos: José Manuel Soria nos quiere convencer de que vamos a salir ganando con la nueva manera de facturar el consumo eléctrico; Ana Mato no sabe de dónde salen los coches aparcados en su propio garaje; de Guindos lleva meses viendo los brotes tan verdes verdísimos, que ríete tú de Elena Salgado en su día; Gallardón, tras violar sin piedad la ley del aborto vigente, manifiesta que lo hace para beneficiar a las mujeres… Por no hablar de los "diferidos" de Cospedal o los 4.000 empleos diarios al paso de Floriano.
Les han "pillao con el carrito del helao" de los sobresueldos de Bárcenas, de las connivencias con los negocios de Urdangarín, Gürtel y demás Blesas, así que no les queda más remedio que negar las evidencias, intentar desviar la atención hacia asuntos como Gibraltar o Podemos y fumigar cuanta mosca cojonera se interponga en sus caminos. Garzón y Pedrojota ya son historia, a Elpidio Silva lo están literalmente linchando… y continuamos para bingo.
Mienten, roban, prevarican, extorsionan… no dejan -presuntamente- ningún mandamiento católico sin transgredir, pero no hay problema. Después se confiesan, quedan limpios y… a empezar de nuevo. Convierten nuestras vidas en un infierno pero están convencidos que el cielo les está esperando
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