Elías Trabada Crende
Sociólogo consultor
Salgo del Metro madrileño por la calle Serrano y me encuentro de golpe con comercios de bienes de lujo, miro en uno de los escaparates, observo unos zapatos de 450 y a su lado otro par por 590 €; de súbito surge el pensamiento de un millón y medio de personas desempleadas que reciben una prestación mensual de 426 € con la que tienen que sobrevivir, no sólo ellas sino también familiares a su cargo. Sigo mirando, reparo en una mochila de 660 y un bolso de mujer de 950 €; por la mente cruza la idea de que cinco millones de pensionistas (el 57% del total) han de subsistir con menos de 700 € al mes.
Continúo explorando el escaparate, ahora veo unos pantalones de hombre por 1.425 y otros de mujer a 1.670 €; sopeso que, más o menos, el sueldo mensual medio del asalariado según el INE. Me fijo en una cazadora de corte femenino a 3.590 y en un maletín de avestruz a 6.500 €; en ese momento, aparece reflejada en el escaparate la imagen nítida de una pareja de burgueses que presume de vestir con ese lujo y me murmuran alborozados al oído: tengo unos zapatos, trajes, vestidos, unos pendientes, gemelos,…, que cada uno cuesta tantos sueldos de productor [ya sabéis que trabajador es un término que consideran de izquierda]. La imagen fantasmal se desvanece y quedo confuso; ¡uf!, no he debido tomar ese chupito de hierbas tras el cocido, su supuesto efecto digestivo ha derivado en alucinógeno.
¡Ahora caigo!, seguramente esa pareja espectral de burgueses es un eco en la memoria dejado por la noticia que leí hace días: “Los consejeros de las empresas del Ibex ganaron una media de 279.300 euros en 2012”; una remuneración que supera en 5 veces el promedio correspondiente para directores y gerentes (54.396 €), en 9 la retribución media de técnicos y profesionales (30.087 €), en 13 la recibida por los trabajadores cualificados de las industrias (22.030 €), en 22 el salario medio cobrado por los trabajadores no cualificados en servicios (12.945 €), en 23 la pensión media anual de la Seguridad Social (12.012 €) y, a su vez, excede en nada menos que 31 veces el salario mínimo interprofesional (9.034 €). El pensamiento reflexiona qué surcos tan profundos de desigualdad labra el capitalismo en nuestra sociedad y prosigue discurriendo sobre el 22,2% de la población española que se encontraba por debajo del umbral de riesgo de pobreza en 2012 (Encuesta de Condiciones de Vida del INE): alrededor de diez millones y medio de personas dispusieron de una renta media inferior a 7.182 €, cantidad 39 veces inferior a la ganancia media de los consejeros de empresas Ibex.
Un tanto desasosegado, dejo de contemplar los escaparates del lujo, camino por la calle Serrano y me encuentro un quiosco donde un titular de revista atrae con fuerza mi mirada: “Las 100 mayores fortunas de España”, hojeo el ejemplar y leo que suman un patrimonio de casi 160.000 millones de euros; en el Top 10, el más rico acumula 47.600 millones de euros mientras el burgués rezagado en la décima posición ha atesorado la modesta cantidad de 2.100 millones de euros. ¡Qué barbaridad y yo pasando tantas privaciones!, me cuchichea al oído el fantasma de mi vecino obrero de la construcción, sin empleo desde hace cuatro años, uno más del numeroso colectivo de tres millones y medio de parados de larga duración (58,5% del total de desempleados en el tercer trimestre de 2013 según la EPA del INE), que subsiste gracias al piso cedido por sus padres y al apoyo de amigos y vecinos. Me dice que forma parte de esos tres millones de personas que sobreviven con menos de 307 euros mensuales y que los estudiosos clasifican en la categoría de la pobreza severa, significando el 6,4% de la población española en 2012 pero con una clara tendencia a crecer durante la presente crisis económica (3,5% en 2007 según la ECV del INE).
Como sociólogo me doy por aludido, agregando que la concentración de la riqueza y el aumento de la pobreza severa son las dos caras de la misma moneda, tal como nos indican el coeficiente de Gini que creció de 31,9 a 35 sobre 100 desde 2007 a 2012 y la Distribución de la Renta S80/S20 que también subió su valor en España: el 20% más rico acumula 7,2 veces más renta que el 20% más pobre de la población, cuando en 2007 esa ratio se situaba en 5,5 veces. Ambos indicadores contrastan con el conjunto de la Unión Europea donde han permanecido estables en valores visiblemente inferiores respecto de los españoles (según Eurostat, 30,5 y 5,1 en 2012, respectivamente). Además, le explico al fantasma de mi vecino que estamos asistiendo a una polarización de la estructura social que avanza hacia una sociedad dualizada, entre ricos y pobres, donde el espacio social de las clases medias se estrecha y es bastante vulnerable, con capas en proceso de empobrecimiento y desclasamiento que se precipitan hacia el precariado, un espacio social que aumenta con el neoliberalismo, caracterizado por la rotación entre situaciones de paro y empleo temporal, la pobreza material y una creciente desafiliación o carencia de relaciones sociales. Rasgos negativos que en España adquieren una mayor gravedad por las políticas de recortes sociales y desmantelamiento del Estado del Bienestar que se implementan desde el estallido de la crisis económica.
Tras mi monólogo, me mira el quiosquero con desconfianza y espeta si quiero la revista, le digo alzándola que no hay derecho, qué desigualdad e injusticia, a lo que responde que compre o me vaya, pues su quiosco no es un foro de discusión. Algo ofuscado decido cambiar de escenario marchándome a la Cuesta de Mollano, a pasear entre sus casetas de libros de segunda mano. Curioseando observo un libro de Miguel Espinosa, La fea burguesía, lo abro a voleo y leo: “Aunque parezca paradójico, el gasto te enriquece; únicamente si gastas, te verificas como rico; por eso florece un comercio de objetos carísimos, y hay misteriosas tiendas dedicadas a gastar, no a comprar”. Sigo hojeando y reparo en las siguientes frases: “…cambiar el salario de treinta obreros por una figurilla que casi quepa en la palma de la mano, algo que a los propios obreros se les antoje insignificante, frágil y efímero. (…) Cuando un hombre recibe el salario de treinta obreros, carece de hermanos, porque no teme; la impunidad, entendida como fruto de la total seguridad, sustituye a la fraternidad y a la responsabilidad”. De nuevo asoma la pareja espectral de burgueses y me susurran con arrogancia: vuestra pobreza es nuestra riqueza; a lo que contesto irritado: ¡hummm… qué fea burguesía!.
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