xoves, 14 de maio de 2020

Detectado en Barcelona el primer gato infectado con coronavirus en España

El gato fue sacrificado debido a una patología cardíaca grave y no al virus, cuya incidencia en los animales es muy minoritaria, según los investigadores

Investigadores de Barcelona han detectado el primer caso en España de un gato infectado por coronavirus. Ha sido un equipo del Centro de Investigación en Salud Animal (CReSA) el que ha encontrado un rastro del virus SARS-CoV-2, aunque con una carga muy baja, en varios órganos del animal, cuyo cadáver llegó al centro desde un veterinario. 
El animal, que ya sufría una patología grave, ingresó en un hospital veterinario con síntomas como dificultades graves para respirar, una temperatura rectal de 38,5 grados, un nivel de plaquetas muy bajo e insuficiencia cardíaca. Los profesionales optaron entonces por sacrificarlo y enviar su cadáver al CReSA. Estos, habida cuenta de que varios de sus dueños se habían contagiado de coronavirus, le hicieron una prueba diagnóstica que evidenció la presencia del virus en el organismo, aunque tras la necropsia concluyeron que no fue este el causante de la sintomatología que presentaba el animal.
El de este gato es el primer caso de un animal infectado con la COVID-19 que se detecta en España y uno de los pocos en todo el mundo. Apenas se han confirmado hasta la fecha seis gatos contagiados en todo el planeta. También algunos perros y una tigresa del zoo de Nueva York. Todas las investigaciones científicas hasta la fecha apuntan a que los gatos son la especie animal más susceptible de infectarse, aunque a la vez las probabilidades de que esto ocurra son mínimas, puesto que el virus se transmite básicamente entre humanos. Es decir, que ni suelen infectarse ni lo transmiten. 
“La vía de transmisión predominante del COVID-19 es de humano a humano y la capacidad de los gatos de transmitir la enfermedad es negligible; es decir, no juegan un papel significativo en la epidemiología”, ha expresado el investigador de CReSA y catedrático de la UAB Joaquím Sagalés, que disipa así las dudas sobre si estos animales podrían contribuir a la propagación de la pandemia. Natalia Majó, directora del centro, abunda en que es posible que los pocos casos que se dan sea porque los animales han tenido un contacto “estrecho” con personas infectadas. En este caso serían sus dueños.
En cualquier caso, el gato infectado presentaba una patología grave que no estaba asociada al coronavirus, según indicó el resultado de la necropsia, que se realizó en una Unidad de Biocontención apta para trabajar con coronaviurs. La actuación de los investigadores constató que, además de los síntomas, el animal presentaba una cardiomiopatía hipertrófica felina, cuyo origen es principalmente genético, y que sufría un edema y una congestión y hemorragia pulmonares.
“El hallazgo de SARS-CoV-2 en este animal fue incidental y no estuvo relacionado con la sintomatología clínica por la que se decidió eutanasiarlo”, incide Sagalés. Concretamente se detectó material genético ARN del virus en dos muestras extraídas de la nariz y del nódulo linfátio mesentérico -el que drena el intestino– del gato.
Desde el CReSA, que pertenece al Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), recomiendan que, para proteger a las mascotas del virus o viceversa, los enfermos deben tomar medidas básicas de higiene sobre todo después de estar en contacto con el animal o manipular su comida. “Si es posible, lo más recomendable es evitar el contacto directo”, aseguran. A pesar de que a sintomatología no es clara en los animales, añaden que pueden ser señales de infección la fiebre, la tos, las dificultades por respirar, los vómitos, diarrea, estornudos o letargia.

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