sábado, 20 de xuño de 2015

El deseo NO se vende en farmacias

Una reflexión a propósito de la sonada irrupción de nuevos fármacos como la "viagra rosa" o la crema para obtener erecciones y de sus implicaciones sobre nuestros hábitos y nuestros modelos de sexualidad

Iván Rotella

http://mas.asturias24.es/

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Hace unos días, se puso en contacto conmigo un medio de comunicación escrito para preguntarme por la “viagra rosa”, ese medicamento que se presupone que inundará pronto las farmacias de todo el estado y cuyo uso servirá, supuestamente, para mejorar el deseo sexual femenino. Al comentarle a la periodista lo poco útil que parece esa pastilla, el poco sentido y el intento que supone de volver comercial algo tan delicado y voluble como el deseo, uno se siente como predicando en el desierto. Te das cuenta del poco juego que damos los sexólogos que tratamos de ser coherentes en según que espectáculos... Y también de que seguramente nos sería mucho más lucrativo jugar al sensacionalismo o plegarnos más a la industria farmacéutica (que sería bueno que nos consultase de vez en cuando a los profesionales de la Sexología, me parece a mi).
Pero claro, los profesionales de la Sexología no podemos ir en contra de todo en lo que creemos, de todo lo que sabemos, de todo en lo que nos hemos formado. No podemos caer en la tentación de pensar que las personas somos autómatas, máquinas con botones de ON/OFF, y así todo sería causa/consecuencia y listo, ¿muy fácil, verdad? Nos están vendiendo deseos y sensaciones artificiales, químicas y lo peor es que compramos.
Leo a impecables compañeros, como el Codirector de los Estudios de Postgrado en Sexología de la Universidad Europea Miguel de CervantesJoserra Landarroitajáuregui o al profesor del INCISEX, el Postgrado Universitario en Sexología de Alcalá de Henares, Samuel Díez Arrese y la opinión que como Sexólogos hay que dar a según que medicaciones queda perfectamente clara y yo no podría mejorarlas. Las propias palabras de Joserra Landarroitajáuregui son suficientemente explícitas:
"Yo creo que va a aumentar, aún más, el deseo (masculino) de aumentar el deseo (femenino); lo cual, a su vez, hará aún más prescriptivo este pérfido 'deber de desear' (por cierto, 'deber de desear' lo que otros, desde fuera, quieren que la mujer, desde dentro, desee). Incluso va a propiciar, aún más todavía, este modelo masculino del deseo (genital, coital, seminal, imperativo, ejecutivo, instrumental...) Pero no creo que tenga sobre el deseo concreto de las mujeres concretas mas efecto que el vino, el marisco, la música o la conversación, Me pregunto cómo esta molécula (ésta u otra ulterior) va a tener algún efecto en el deseo femenino. Porque el lío del deseo femenino no sólo gira en torno al qué. Efectivamente, hay un 'deseo de qué' pero los 'qués' son muchos y variados (no sólo el deseo de follar). No obstante, lo que hace complejo al deseo femenino es que no sólo implica el 'qué' (este u otro) sino, sobre todo, implica: el 'quién', el 'cómo', el 'cuándo' y el 'para qué'. No termino de entender mediante qué oscuros arcanos bioquímicos la tal molécula pueda producir tan mágicos efectos en todo esto. A mi todo este tinglado me suena a 'hechizo de amor'. Aunque, mas bien, a crecepelo." (Landarroitajáuregi, J.)
Tranquilizado por el adecuado comentario de mi querido y admirado compañero, me encuentro hoy leyendo ASTURIAS24 y descubro que un laboratorio anuncia el comienzo de la comercialización de Viridec, la primera crema que produce erecciones, “con independencia de que haya estimulación sexual”. Obviamente, el laboratorio loa las bondades de su medicamento, así como lo que tiene de menos invasivo que las pastillas de otros fármacos que se usan para el tratamiento de las dificultades de erección. Pero a mi me ha dejado impactado la frase que ya mencioné antes: “La erección se consigue con independencia de que haya estimulación sexual y puede prolongarse durante una o dos horas en función de cada paciente”. Además, puede combinarse “aunque no es aconsejable” con los otros fármacos dirigidos a la erección. Está claro que recomiendan que se use o se combine siempre bajo estricto control médico pero, ¿seremos capaces los hombres de hacerlo así? También recomienda no untarse la crema más de una vez al día, claro, pero se recomienda...
La Viagra lleva menos de dos décadas en el mercado y ya va camino de desbancar a la aspirina (que lleva más de cien años a nuestra disposición comercial) en ventas. ¿Eso significa que hay muchísimos millones de hombres con dificultades de erección? No, en absoluto. Eso significa que muchos hombres que no lo necesitan se dedican a comprar Viagra (y similares) “por si acaso” o simplemente, para que su pene esté completamente erecto y de forma constante, así como para, supuestamente, “durar más”, aunque tu pene funcione perfectamente si tienes el deseo y la estimulación adecuada. El hecho de que tanto la Viagra como el Cialis o Levitra sean medicamentos específicamente indicados para cuando la dificultad de erección va asociada a problemas de salud concretos (diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares, por ejemplo) no nos interesa a los hombres. Nos interesa tener el pene erecto. Punto. Y los laboratorios lo saben y por eso es relativamente fácil el acceso a ellos siempre y cuando lo pagues.
Gracias a esta nueva crema, podremos untarnos, “empastillarnos” y parece ser que conseguir ese aparente “sueño masculino” de la erección constante, eterna. O eso vamos a querer creer. Priapo va a ser un flojo a nuestro lado. No sé exactamente como va a ser eso de estar erecto “una o dos horas” aunque no haya “estimulación sexual”. Las preguntas son muchas y todas rozan casi el ridículo de imaginarnos con esa erección que no baja nunca y claro, tu en algún momento dado tendrás que hacer vida “normal”, ¿no?
Pero lo más importante, además de los riesgos para la salud, está en la relación entre los sexos. Nos están vendiendo (y estamos comprando, es evidente) un constante modelo coitocentrista de la erótica. No existe otra cosa que meter y todo gira en torno a nuestra fabulosa erección, que promete los mayores placeres. ¿Y los mayores placeres para quien? Por supuesto el modelo que se promueve es también heterosexista. Pero aun bajo el prisma de ese modelo, el mensaje es erróneo.
Hemos escrito tanto sobre el deseo y la erótica femenina que repetirlo nuevamente me da casi vergüenza, pero no nos queda mucha más opción. Hace mucho tiempo que se sabe que no es la penetración lo que más placer da a la mayoría de las mujeres. Hace tiempo que sabemos que  el principal motor erótico y de placer de las personas es la piel, toda la piel. Hace tiempo que sabemos que salvo excepciones, las mujeres no llegan al orgasmo sólo con la penetración. ¿Hasta cuanto vamos a seguir los hombres obviando esto? ¿Nos vamos a creer el formato pornográfico clásico y gestionar nuestras prácticas eróticas en base a él? Aunque estemos bien de salud, bien de deseo, etc, ¿vamos a seguir medicándonos y gastando millones y millones de euros en algo que no necesitamos?
Muchas dificultades de erección no necesitan ningún medicamento, solo terapia sexológica. Así mismo, la inmensa mayoría de los problemas de deseo no necesitan ningún medicamento, solo terapia sexológica. Está claro que hay casos concretos y puntuales (generalmente por dolencias de tipo orgánico) en los que la medicación nos va a ser una importante ayuda, un complemento, una herramienta. Nada más. Ya lo he dicho muchas veces y lo seguiré repitiendo todo lo que haga falta. Los afrodisíacos no existen, lo realmente afrodisíaco somos las personas y las situaciones. Disfrutemos pues de las situaciones, de las personas, de las sensaciones que nos transmiten. Es gratis y nos pertenece.

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