Shangay Lily
Tras escuchar a ese nuevo producto de marketing católico que es el Papa Francisco lanzar diatribas homófobas —ninguna sorpresa, la homofobia ha sido una constante en su ministerio argentino— que han producido esperpénticos titulares del tipo El papa Francisco reconoce la existencia de un “lobby gay” en el Vaticano (Papa Superagente 86 debería haberse llamado), queriéndolas hacer pasar por preocupación por la limpieza de una Iglesia homófoba y corrupta que dirige como el dictador que es, sólo se me ocurre enviarle una carta para iluminar su profunda ignorancia sobre la naturaleza de la homofobia que sufre.
Estimado (por el genocida Videla) Papa Francisco:
Veo que entre tus muchas campañas de populismo barato has incluido la homosexualidad reprimida que tu empresa Vaticano S.A. lleva años imponiendo en el mundo. Si realmente te preocupa acabar con el que has llamado “lobby gay vaticano” —reforzando de forma nada inocente esa campaña homófoba de la extrema derecha que quiere hacer creer a la población que los gays son los nuevos judios de este nuevo mundo nazi que están creando— y no es otra de tus poses de jesuita retorcido que predica pobreza y cercanía desde un púlpito de oro, joyas y sangre, te paso un informe, nada secreto, de cómo erradicar toda esa corrupción que dices socava la Iglesia (que es como querer señalar un desagüe en una cloaca putrefacta como causante del mal olor).
Es simple: acaba con la homofobia que intentas potenciar demonizando la homosexualidad, estigmatizando a los homosexuales sanos y libres, criminalizando el amor, y verás cómo ese supuesto ‘lobby gay vaticano’ se esfuma por arte de magia. En el momento en que animes a los sacerdotes y católicos a proclamar pública y abiertamente su homosexualidad, ya no habrá ningún entramado o negocio de la homofobia sustentado sobre el miedo, la delación, la represión y criminalización de los sentimientos naturales del ser humano.
Al contrario de lo que hoy ocurre en la Iglesia Católica y los países que coloniza y explota, ya no habrá cardenales chantajeados por su afición a los chaperos, saunas, tríos y orgías, o incluso papas que se rumorea gozan de secretarios chulazos y pradas rojos, ni repulsivos superiores, muy amigos tuyos, seguirán abusando de seminaristas e infectándoles de VIH/sida chantajeándoles con decirle a su familia que es gay si dejan de tener sexo forzado con curas babeantes, ni a los niños se les sodomizará entre homilía homófoba y homilía homófoba, ni obispos ganarán fortunas por el miedo de otros obispos a que cuente las orgías que han compartido, ni pederastas como Maciel levantarán imperios de terror como los Legionarios de Cristo abusando de niños… Vamos, que si la gente viviese su sexualidad, su afecto, su amor con naturalidad, en lugar de como un delito impuesto por la Iglesia Católica, toda esa red de favores, corruptelas y secretos se esfumarían y el mundo sería un lugar mejor en el que las creencias espirituales de cada uno serían eso, las creencias íntimas de uno y no un negocio del miedo sobre el que se han levantado fortunas e imperios.
Querido (por el genocida Videla, repito) Francisco, si en lugar de lanzar costosas campañas contra la felicidad de los gays, contra el matrimonio homosexual y los que lo defienden como avance inevitable (esos ataques que hiciste contra la gran Cristina Fernández), contra el amor que dices defender, te centrases en la sencillez, pobreza y recogimiento que como jesuita predicas (¿eso de repartir los bienes entre los pobres no entra en el Vaticano?), quizás pasáseis de cristofascistas a cristianos. Pero así no se hace negocio, no se impone el miedo, no se consigue el monopolio del pensamiento, no se logra la obediencia ciega que permite el saqueo de pueblos, haciendas y almas, ¿verdad?
Menos pose, menos echar la culpa de vuestra putrefacta cloaca religiosa a los homosexuales cuando son curas, reprimidos y cristofascistas los que corrompen todo (niños incluidos) y los homosexuales orgullosos, abiertos, limpios y reconocidos optamos por mejorar la comunidad en la que vivimos como hermanos sin nada que temer.
Papa Francisco, abandona el negocio del odio y comparte honestidad. Anima a quien sea homosexual a vivirlo con naturalidad y a amar todo lo que pueda en lugar de odiar (sobre todo a si mismo). Denuncia al único lobby real: el lobby cristofascista que ya ha causado muertes en Francia, España, Uganda, Rusia…
Claro que con honestidad cómo íbais a cobrar por una estafa inmobiliaria que vende parcelas en el más allá.
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