venres, 1 de marzo de 2019

El desastre de la sanidad pública en Galicia tiene un responsable: el PP

Con los gobiernos del PP el deterioro del Sistema Nacional de Salud ha ido in crescendo.


Pablo Vaamonde
https://www.nuevatribuna.es/

El deterioro de la Atención Primaria no es fruto del azar ni de la crisis. Hay responsables en la política y en la gestión sanitaria que provocaron este desastre
Los sistemas sanitarios organizados en dos niveles asistenciales son los más eficientes y los que más aportan a la salud de la población. Un sistema sanitario “fuerte” precisa una Atención Primaria (AP) “fuerte” (Barbara Starfield). La AP debe ser el elemento central que asuma la coordinación de los procesos asistenciales y, para eso, tiene que contar con profesionales formados y con medios suficientes que permitan resolver más del 80% de los problemas de salud. Con ese diseño se fue construyendo, en los últimos 35 años, un SNS que, pese a  todos los ataques, conserva un nivel de calidad más que aceptable.
Con los gobiernos del Partido Popular el deterioro del SNS fue evidente. El nivel más atacado fue la AP: en Galicia el PP suprimió las Gerencias de AP, decapitó el plan de mejora y degradó las condiciones laborales hasta el extremo. Ahora los profesionales, que se sienten maltratados, se revelan y reclaman la reparación del daño causado. La Atención Primaria debe reunir una serie de condiciones para tener una buena calidad asistencial. De todas ellas considero que hay tres elementos imprescindibles que deben ser impulsados con la mayor premura: el aumento de la capacidad resolutiva, la continuidad asistencial y la restauración de la accesibilidad.
  • La capacidad de resolución de los problemas de salud requiere de profesionales bien formados, y que cuenten con medios y acceso a pruebas sin  restricciones burocráticas. En la actualidad la buena formación de los profesionales de AP está infrautilizada por causa de la sobrecarga asistencial, la aplicación de protocolos restrictivos (impuestos desde las gerencias hospitalarias) y las excesivas trabas y demoras en el uso de medios diagnósticos. Para mejorar la AP es preciso recuperar poder y aumentar los recursos: hay que incrementar los presupuestos que hoy representan un raquítico 12% del total dedicado la sanidad (muy lejos del 25% que reclamen los expertos). Si esto no muda podemos volver a la situación de hace 50 años, cuando el médico de cabecera era un  escribano dedicado a hacer recetas y volantes.

  • La continuidad asistencial es un elemento básico de AP. Cuando el profesional de AP atiende durante tiempo prolongado a los pacientes y a sus familias se establecen vínculos de confianza, empatía y respeto que son elementos esenciales de la relación terapéutica. Desde la Xunta de Galicia se está rompiendo esta característica de forma radical. La ausencia de oposiciones, los contratos-basura, la no sustitución del personal ausente, la amortización de plazas: todas estas decisiones (de marcado contenido  politico y económico) degradan la asistencia. Es preciso convocar oposiciones periódicas para que los profesionales sanitarios tengan cupo asignado fijo, y que los pacientes no sean atendidos por un profesional diferente cada vez que  acuden a su Centro de Salud. El reciente acuerdo firmado por la Administración y algunos sindicatos es una burla que perpetúa la precariedad y perjudica a los pacientes.

  • La accesibilidad a la consulta es un elemento clave y definitorio de una buena AP. En la Atención Hospitalaria, en los casos que no sean urgentes, puede admitirse una demora  razonable. Pero una persona que precise de atención en AP debe poder acudir con la mayor brevedad. La Administración es la principal causante de las demoras, ya existentes en algunos Centros de Salud, por la sobrecarga asistencial y los cupos médicos excesivos. Pero, en este caso, entiendo que los profesionales debemos hacer el mayor esfuerzo posible para no provocar listas de espera en AP. Nuestro deber profesional es atender a los pacientes con el mayor respeto y lo antes posible.
Pero considero que hay dos puntos clave para el abordaje de los conflictos que se plantean en AP. Es necesario restaurar las Gerencias de AP, con presupuesto propio y autonomía de gestión. De lo contrario, no habrá una solución auténtica a los problemas creados. También es preciso que las promociones nuevas de profesionales se incorporen a la lucha colectiva por los derechos ciudadanos y por la dignidad profesional y que adopten una conducta de actuación común ante los problemas que afectan a todos. Hay que asumir que las soluciones no son individuales ni sectoriales. Los afectados somos todos: todas las categorías profesionales y, sobre todo, las personas.
Pero estamos en esta situación porque hubo quien adoptó decisiones que nos trajeron hasta aquí. El deterioro de la AP no es fruto del azar ni de la crisis. Hay responsables en la política y en la gestión sanitaria que provocaron este desastre. No se trata solo de buscar remedios puntuales a los conflictos presentes. La degradación de la AP (y de la Sanidad Pública en general) es consecuencia de la acción política de los últimos diez años; las soluciones no se encontrarán con medidas cosméticas diseñadas por grupos de trabajo afines al poder. La restauración de la AP solo se producirá si hay un cambio politica en Galicia. Mientras gobierne el PP no habrá una solución real.

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