Medio en broma, medio en serio, los valdeorreses hablan de cómo les empujan a hacer su vida en Ponferrada y no en su capital de provincia. Una N-120 que muestra síntomas de agotamiento tiene gran parte de culpa en esto.
PABLO GALÁN
http://www.laregion.es/
Poco más de 110 kilómetros separan Ourense y O Barco, primer y cuarto concello de la provincia, pero que se convierten en una eternidad por la sucesión de problemas a los que hay que hacer frente al tomar la N-120. "Hoy estamos pero que en el siglo pasado, hay zonas con desniveles peligrosísimos, si los coges mal, peligra el coche", destaca el alcalde de Petín y diputado, Miguel Bautista, que se desplaza frecuentemente hasta la ciudad para sus tareas en la institución provincial.
Los primeros inconvenientes surgen cuando la N-120 se adentra en la provincia de Lugo, con unos baches y socavones que se hacen cada vez más insufribles al paso por Monforte. "O firme está desfeito", explica José Luis Conde, vecino de O Barco que tiene a su mujer ingresada en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense, a donde también debe acudir él para alguna consulta médica dado que el hospital de Valdeorras no dispone de varios especialistas.
"Aínda que teña a cita ás 12, tes que saír con moito tempo, case ás 8,30 horas, porque non sabes o que te podes atopar", añade Conde, en alusión a otro de los problemas que detectan los conductores que utilizan esta carretera titularidad de Fomento.
Se trata del tramo entre el Alto da Guítara y Ourense, de unos 30 kilómetros y todo con línea continua. "No se entiende esto, es un infierno porque siempre te encuentras camiones, que no tienen otro sitio por donde ir y vas a 40 kilómetros por hora, tendrían que reformar esto", comenta el doctor Alfonso Iglesias, que periódicamente se traslada desde el CHUO hasta O Barco para realizar consultas. El galeno apunta también la "chapuza" en Quiroga (Lugo) del doble carril habilitado por Fomento, "que se pega con la otra calzada y genera mucha inseguridad".
Ya cerca de Ourense, cuando parece que el viaje se dulcifica, en las últimas semanas los usuarios de la N-120 se encuentran con las obras en los taludes afectados por desprendimientos, que han obligado a habilitar semáforos provisionales al quedar disponible para la circulación solo un carril, con las consiguientes retenciones.
La última piedra de un viaje que se convierte en una auténtica odisea, que pide a leguas una solución desde el Gobierno central.
Ningún comentario:
Publicar un comentario