martes, 17 de maio de 2011

¿Por qué se mata a nuestras mujeres?

Claro, si se la juega, le fue infiel, el tipo se vengó y “le dio viaje”, suelo decirle en chanza a mi mujer cada vez que aparece una nueva victima de violencia de genero en las noticias del televisor y lo hago no porque esté a favor del victimario sino para ver su reacción de ira y su defensa de la mujer victima, ante la cual suelo desternillarme de risa.



Creo que la respuesta es múltiple a la pregunta de este texto y algunas posibles causas serán aceptadas a rajatabla y otras seguramente serán negadas y alguna despertará la duda y muchas quedarán en el tintero. Sin embargo la causa que aduce el victimario que le induce a matar no tiene en sana lógica  justificación alguna.

En un estudio que hicimos en Colombia , en donde no se acostumbra matar nuestras mujeres pero sí maltratarlas, se reconoció que la infidelidad en sí no era causa de separación de la pareja y que ella incluso podría, una vez resuelto el enojo, servir para afianzar la unión de la pareja. Sin embargo en el entorno español en donde no existe tanto juego de infidelidad culturalmente consentida –y pueda que me equivoque al afirmar esto último-, y donde el hombre tiene que acudir a los Puti-Clubs a fin de satisfacer su erotismo, es probable que la infidelidad femenina pueda ser un factor de violencia de género ya que el hombre puede más fácilmente recurrir a la fuerza para maltratar la integridad física de su pareja hasta matarle. Mientras ellas ante la evidencia de un macho cabrio tienden a tolerarle más y sobre todo si en el entorno hay hijos de por medio. En ultimas podría decir que la mujer ha sido más noble, menos intolerable aunque más alharaquienta, y esto ultimo enfadará más al hombre que la infidelidad en sí, y una cantaleta llevada al extremo bien podría facilitar el odio in crescendo y la liquidación ultima de la dama.

Otro factor cultural que he pensado pero que mis amigos españoles no comparten mucho, es que ellos después de quinientos años de dominación islámica,  íntroyectaron a la mujer como  objeto lúdico que podrá ser maltratada hasta morir –es mía- si el macho lo considera justo. Se mira sin cansancio a los musulmanes como opresores del sexo femenino; pero ellos habrán dejado alguna impronta en las almas de sus antiguos siervos y que esa genética social adquirida vuelva proclive al hispano a la violencia de género.

Una causa no menos socorrida puede ser el influjo de las drogas psicoactivas, ya que se reconoce a España como uno de los primeros consumidores actuales en Europa. Así, los varones bajo la influencia de ellas y ante cualquier pequeño contratiempo con su pareja terminan eliminándola bajo el influjo de esas perversas sustancias.



Causas menores podría ser el dinero, la pasta, ya que la herencia (¿fuerte componente cultural español?) o el cobro de algún seguro de vida de por medio podría inducir al asesino adicto a la riqueza, a jugársela toda a fin de quedarse con el botín y  sacar del juego a su pareja. Es posible que ello ocurra más en las altas clases sociales en donde el factor dinero juega un papel más importante.

El influjo mediático también puede llegar a hacer mella en mentes borderline cuyos sujetos caen rendidos ante la posibilidad de ser mostrado alguna vez en la noticia con el trofeo de su ex-amada degollada o decapitada y paseándose con su capitis por las calles de cualquier urbe alicantina .

O los ancianos tocados en su psiquis por efecto del deterioro propio de la edad se vuelven intolerantes, irascibles y violentos. Ante uno de esos ataques de ira, con razón o sin razón alguna, matarán también. Recuérdese que poco a poco la sociedad se ha vuelto añosa con todo lo que ello conlleva.

La violencia de género -monstruo de mil cabezas-  parece ser incontrolable: La ley no parece detener a los infractores, las mujeres siguen cayendo bajo la fuerza cobarde de sus amados o ex amados y esa espiral ¿cómo podría detenerse?. La respuesta será la respuesta del millón de Euros porque la denuncia, ordenes de alejamiento, chips, móviles de alarma y un largo etcétera de artilugios aun se muestran inútiles para detener la macabra danza.

Educación desde el parvulario hasta la edad adulta es posible que ayude; pero primero habrá que educar a la generación anterior en el respeto mutuo y en el cariño expresivo de quienes decidieron unirse en santa o civil alianza, ya que el niño y el joven no aprenden solo en la escuela, allí se instruyen, sino en el seno del hogar que es de donde salen primariamente todos los Henri Desiré Landru,  Charles Manson, Georges Bush y Osamas Bin Laden de la historia.

Gran problema a resolver para la sociedad española. Hagamos votos y participemos activamente en sociedad y asociaciones para que tal flagelo pierda el alza que hoy en día tiene y para que hombres y mujeres nos reconozcamos como iguales en derechos aunque no en deseos y necesidades. Por ello educar en la tolerancia y el respeto al otro es la tarea fundamental.

Ahí les dejo esa.



O Barco de Valderorras.España
14052011

Ningún comentario:

Publicar un comentario