http://onehealthorganisation.org/
El empresario Maurice Maitre junto a un grupo selk'nam en la Exposición Universal de París del año 1889.
Con la venia del Estado chileno, en 1889, once selk’nam -entre ellos un niño de 8 años- fueron llevados a Europa para ser exhibidos y tratados como animales. Los indígenas patagónicos eran una rareza. Así los trataron. Así murieron.
A veces les prometían aventuras, y otras, simplemente, se los llevaban sin prometer demasiado. Desde las frías costas magallánicas, los galeones zarparon a principios del siglo XIX rumbo al Viejo Mundo, con una carga bastante codiciada: decenas de aborígenes para exhibir en parques, ferias y museos. En nombre de la ciencia y del progreso, los envíos contaban con la autorización del Estado de Chile.
Esa fue la suerte que corrieron, entre 1878 y 1900, tres grupos de nativos pertenecientes a las etnias Tehuelche, Kawésqar y Selk’nam. Fotografiados, medidos y obligados a actuar en público, muchos de ellos no lograron volver a la tierra de la que fueron arrancados.
Misión Científica Francesa al Cabo de Hornos, 1882 - 1883
Víctimas del Imaginario
Su idea fue potenciar el fenómeno del zoológico, una mina de oro a fines del siglo XVIII. Patentando su invento como “Zoológicos Humanos”, el empresario alemán Carl Hagenbeck aprovechó sus contactos con el mundo científico y sededicó a reclutar aborígenes. Entre ellos, un grupo de Tehuelches. Capturado en 1879, el grupo patagón fue el primero en llegar a Europa. Interesados por los comentarios de Darwin, quienen la década del 30 describió a los fueguinos como seres “abyectos y miserables”, los científicos no escondieron su interés poraveriguar si eran o no el eslabón perdido entre el ser humano y el simio.
Sólo debían actuar de “ellos mismos”. Pero de acuerdo al imaginario de lo salvaje,todos los aborígenes chilenos fueron provistos de arcos, flechas, pipas y plumas. El público, que pagaba para verlos cantar, tocar instrumentos o hacer rituales, también les arrojaría carne cruda, creyendo que se tratabade caníbales.Producto del sarampión o de la viruela, muchos murieron en el camino.
Las fuentes también constatan el abuso de varias mujeres por parte de los guardias, de quienes contrajeron enfermedades venéreas. Luego de ser exhibidos en jaulas en Hamburgo, Berlíny Dresde, el grupo de tehuelches retornó tres meses después a tierra chilena. Aparte del trauma, no sufrieron mayores daños físicos. Los que siguieron, sin embargo, no tuvieron la misma suerte. Con ocasión de los 100 años de la “igualdad, libertad y fraternidad”, la Exposición Universal de París (1889) tuvo entre sus atracciones una flamante Torre Eiffel y una “Aldea Negra”, compuesta por 400 nativos. Once selk’nam fueron capturados por el ballenero belga Maurice Maîtrepara para participar en la muestra, pero sólo nueve sobrevivieron la travesía. Una mujer embarazada y un niño llamado Calafate figuran entre los secuestrados.
“Todo indica que Calafate se quedó por su propia voluntad”. Tras ser expuestos en París y luego en el Royal Aquarium de Londres, los selk’nams fueron llevados al Museo de Cera de Bélgica. Mientras, una entidad cristiana pondría la voz de alerta, provocando un conflicto entre diplomáticos y asociaciones humanitarias que les granjearía el pasaje de regreso. Bajo el cuidado de un chileno que viajó como guardia desde Tierra delFuego, Calafate se quedó en Europa durante un año.
Los archivos salesianos de Roma revelaron a los investigadores el paradero de Calafate: acompañado de un sacerdote, regresó a Punta Arenas. Otro artículo, publicado en el diario El Magallanes, también se referirá al menor, aunque sin aludir a su paso por los zoológicos humanos.
Tras su regreso de Europa, el niño Calafate junto al sacerdote José María Beauvoir.
En el año 2002, el historiador chileno Christian Báez junto a su colega inglés Peter Mason encontró una serie de fotografías de indígenas del extremo sur de América exhibidos en Paris y otras capitales de Europa en los llamados “Zoológicos Humanos” en la década de 1880; cuatro años después publicaron el libro “Zoológicos Humanos. Fotografías de fueguinos y mapuche en el Jardín d’Acclimatation de París, siglo XIX”, (Editorial Pehuén, Santiago) con medio centenar de imágenes producto de dicha investigación.
Decidieron posteriormente construir un material fílmico denominado Calafate. Esto en razón del nombre de un niño selk’nam de ocho años, encontrado en suelo europeo, al igual que el hallazgo de las osamentas de cinco Kawésqar, en el departamento de antropología de la Universidad de Zürich, Suiza y gracias a esta extensa investigación, se pudo repatriar las osamentas de los kawésqar encontrados.
El Tardío Regreso
Las osamentas de Hendrich, Lise, Capitano, su esposa Piskouna y su hijo Greth -según los nombres dados por sus captores a los aborígenes- fueron trasladados hasta Punta Arenas, donde se realizó un acto de reparación histórica. El miércoles 13 de Enero de 2010 fueron llevados hasta la isla Karukinká en Tierra del Fuego (más de 100 kilómetros al sur de Punta Arenas), donde se realizará una íntima ceremonia fúnebre en que los miembros de la comunidad kawésqar los dejarán en canastos de junco dentro de cuevas, como manda su tradición. Vía: Sociosapiens
Con la venia del Estado chileno, en 1889, once selk’nam -entre ellos un niño de 8 años- fueron llevados a Europa para ser exhibidos y tratados como animales. Los indígenas patagónicos eran una rareza. Así los trataron. Así murieron.
A veces les prometían aventuras, y otras, simplemente, se los llevaban sin prometer demasiado. Desde las frías costas magallánicas, los galeones zarparon a principios del siglo XIX rumbo al Viejo Mundo, con una carga bastante codiciada: decenas de aborígenes para exhibir en parques, ferias y museos. En nombre de la ciencia y del progreso, los envíos contaban con la autorización del Estado de Chile.
Esa fue la suerte que corrieron, entre 1878 y 1900, tres grupos de nativos pertenecientes a las etnias Tehuelche, Kawésqar y Selk’nam. Fotografiados, medidos y obligados a actuar en público, muchos de ellos no lograron volver a la tierra de la que fueron arrancados.
Misión Científica Francesa al Cabo de Hornos, 1882 - 1883
Víctimas del Imaginario
Su idea fue potenciar el fenómeno del zoológico, una mina de oro a fines del siglo XVIII. Patentando su invento como “Zoológicos Humanos”, el empresario alemán Carl Hagenbeck aprovechó sus contactos con el mundo científico y sededicó a reclutar aborígenes. Entre ellos, un grupo de Tehuelches. Capturado en 1879, el grupo patagón fue el primero en llegar a Europa. Interesados por los comentarios de Darwin, quienen la década del 30 describió a los fueguinos como seres “abyectos y miserables”, los científicos no escondieron su interés poraveriguar si eran o no el eslabón perdido entre el ser humano y el simio.
Sólo debían actuar de “ellos mismos”. Pero de acuerdo al imaginario de lo salvaje,todos los aborígenes chilenos fueron provistos de arcos, flechas, pipas y plumas. El público, que pagaba para verlos cantar, tocar instrumentos o hacer rituales, también les arrojaría carne cruda, creyendo que se tratabade caníbales.Producto del sarampión o de la viruela, muchos murieron en el camino.
Las fuentes también constatan el abuso de varias mujeres por parte de los guardias, de quienes contrajeron enfermedades venéreas. Luego de ser exhibidos en jaulas en Hamburgo, Berlíny Dresde, el grupo de tehuelches retornó tres meses después a tierra chilena. Aparte del trauma, no sufrieron mayores daños físicos. Los que siguieron, sin embargo, no tuvieron la misma suerte. Con ocasión de los 100 años de la “igualdad, libertad y fraternidad”, la Exposición Universal de París (1889) tuvo entre sus atracciones una flamante Torre Eiffel y una “Aldea Negra”, compuesta por 400 nativos. Once selk’nam fueron capturados por el ballenero belga Maurice Maîtrepara para participar en la muestra, pero sólo nueve sobrevivieron la travesía. Una mujer embarazada y un niño llamado Calafate figuran entre los secuestrados.
“Todo indica que Calafate se quedó por su propia voluntad”. Tras ser expuestos en París y luego en el Royal Aquarium de Londres, los selk’nams fueron llevados al Museo de Cera de Bélgica. Mientras, una entidad cristiana pondría la voz de alerta, provocando un conflicto entre diplomáticos y asociaciones humanitarias que les granjearía el pasaje de regreso. Bajo el cuidado de un chileno que viajó como guardia desde Tierra delFuego, Calafate se quedó en Europa durante un año.
Los archivos salesianos de Roma revelaron a los investigadores el paradero de Calafate: acompañado de un sacerdote, regresó a Punta Arenas. Otro artículo, publicado en el diario El Magallanes, también se referirá al menor, aunque sin aludir a su paso por los zoológicos humanos.
Tras su regreso de Europa, el niño Calafate junto al sacerdote José María Beauvoir.
En el año 2002, el historiador chileno Christian Báez junto a su colega inglés Peter Mason encontró una serie de fotografías de indígenas del extremo sur de América exhibidos en Paris y otras capitales de Europa en los llamados “Zoológicos Humanos” en la década de 1880; cuatro años después publicaron el libro “Zoológicos Humanos. Fotografías de fueguinos y mapuche en el Jardín d’Acclimatation de París, siglo XIX”, (Editorial Pehuén, Santiago) con medio centenar de imágenes producto de dicha investigación.
Decidieron posteriormente construir un material fílmico denominado Calafate. Esto en razón del nombre de un niño selk’nam de ocho años, encontrado en suelo europeo, al igual que el hallazgo de las osamentas de cinco Kawésqar, en el departamento de antropología de la Universidad de Zürich, Suiza y gracias a esta extensa investigación, se pudo repatriar las osamentas de los kawésqar encontrados.
El Tardío Regreso
Las osamentas de Hendrich, Lise, Capitano, su esposa Piskouna y su hijo Greth -según los nombres dados por sus captores a los aborígenes- fueron trasladados hasta Punta Arenas, donde se realizó un acto de reparación histórica. El miércoles 13 de Enero de 2010 fueron llevados hasta la isla Karukinká en Tierra del Fuego (más de 100 kilómetros al sur de Punta Arenas), donde se realizará una íntima ceremonia fúnebre en que los miembros de la comunidad kawésqar los dejarán en canastos de junco dentro de cuevas, como manda su tradición. Vía: Sociosapiens
Mi nombre es Sergio Rene Platero Chambe, soy de origen quechua - aymara, profunda decepción me produce el país de los derechos humanos FRANCIA,me duele y me doldra en el alma eternamente estas imágenes y el destinos que padecieron estos nuestros hermanos.
ResponderEliminar