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Dejas la carga, estimado presidente del PP de O Barco, pero guardas los cargos. Renuncias al acta de concejal (¡días después de prometerle trabajo tenaz a tus vecinos!) pero sigues de diputado y de jefe del PP. Te vas del trabajo (¡qué agobio los problemas de 13.899 barquenses!) pero no de las canonjías. Un día me dijiste que tomabas la política como una profesión y veo que eres coherente. Huyes de la mal pagada municipal y mantienes la bien remunerada autonómica. Quizás ahí tendrías que buscar la razón de tus tres consecutivos fracasos electorales. Mientras el alcalde del PSOE, Alfredo García, estaba al pie del cañón, tú te dejabas seducir por los escaños (siempre bien pagados, por supuesto) de la Diputación y el Parlamento. Ahora te vas jaleado («un gran activo do PP», Baltar dixit) y autocomplaciente («el PP ha bajado más que nosotros a nivel provincial, autonómico y nacional») tras cosechar el peor resultado del PP en el siglo XXI. No entendiste los tiempos. Eres un político al uso. Al uso del PP de los últimos 25 años. Ahora priman los que miran menos por lo suyo y más por lo de sus vecinos. Y en ese modelo no cabes. Por eso abandonas las añoradas corredoiras de O Barco y abrazas las moquetas de Santiago a las que llegaste no por el apoyo vecinal y sí por el dedo de quien, en la derrota, te vitorea.
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