MOHORTE
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El mundo es a menudo un lugar terrible, repleto de violencia y dolor, ¿de modo que por qué no reflejarlo en las expresiones artísticas como tal? Lejos del edulcoramiento, Zdzisław Beksiński optaba por la inmersión en la psique más depravada, oscura y deformada del ser humano. En sus palabras, era un realista en detalle de los sueños de su imaginación. Y el resultado fue, hasta su muerte, una carrera pictórica apasionante.
Pese a haber desarrollado la mayor parte de su trabajo en la Polonia comunista de los años cincuenta, sesenta y setenta, Beksiński ha gozado durante los últimos años de un pequeño revival en las cuatro esquinas de Internet gracias al carácter aún hoy tétrico y extremadamente sugestivo de sus pinturas, el legado más palpable de una carrera artística donde tocó toda una serie de palos.
Desde Tumblr hasta grupos Metal obsesionados por sus ensoñaciones, Beksiński es un mito underground del arte comunista.
No cuesta entender los motivos. En su larga carrera, por la que atravesó varias fases, logró descifrar los aspectos más tenebrosos e impactantes de la psique humana. Primero a través de composiciones que se asomaban al surrealismo al estilo gaudiense desde una perspectiva distópica y pesimista, y después utilizando su pericia técnica y su visión tétrica del arte de forma más expresiva y abstracta. Sea como fuere, Beksiński logró un amplio reconocimiento en Polonia y cierta resonancia internacional.
Al carácter provocativo de sus cuadros y a lo fascinante de sus composiciones, en las que pequeños seres caminan por valles acantilados gigantescos, grandes esqueletos se abrazan mortuoriamente en un entorno viciado y figuras fantasmales se abalanzan cual alienígenas sobre la civilización humana, Beksiński suma una finura compositiva y técnica que hará las delicias de aquellos enamorados por la escala y por la precisión.
Este es un pequeño recopilatorio. La leyenda de Beksiński, por cierto, y quizá uno de los motivos por los que resuena con tanta fuerza en las oleadas de Metal extremo que se suceden década a década, se vio ensalzada por su extraño asesinato cuando ya era un anciano (17 puñaladas por el hijo de su cuidadora) y por los trágicos sucesos familiares que salpicaron sus últimos días. Sea como fuere, para entonces había regalado así de tétricos y bellos.
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