Pareciera que la ONU y otros organismos con poder decisorio del abanderado Occidente estuviesen encargados de solucionar todos los conflictos “importantes” para sus países con el garrote de las armas en vez de resolverlos con el poder de la palabra.
Así un organismo que supuestamente debería abogar por la solución diplomática de los conflictos que se presenten sobre la verde esfera, ha tomado últimamente en forma escalonada la política invasora y agresora para dirimir los conflictos, en vez de utilizar su gran poder disuasorio y sus múltiples posibilidades en aras de una solución política o pacifica y no la respuesta del campo arrasado y lleno de cadáveres, los cuales mueren al amparo de una siempre bien buscada justificación pero menos creída.
Las invasiones a países del entorno musulmán, léase Irak, Afganistán, Libia, vuelve muy sospechosa la estrategia de los países poderosos de la ONU y pareciera que es toda una estrategia muy bien montada para ir introduciendo a fuerza de bombardeos constantes y ataques permanentes la política necesaria para el expansionismo soterrado hacia la esfera árabe y/o musulmana.
La tal lucha por la democracia (¿Cuál democracia?) que súbitamente aparece en el mundo musulmán bien podría estar atizada solo para el mayor beneficio de Occidente (el G(?)) y no para el desarrollo de las masas empobrecidas de esos países sometidos por su propia cultura a unas injusticias vistas desde la otra ventana como el argumento que justifique volverlos democráticos al estilo que dicha democracia signifique para Occidente y dentro de la escala que suele dársele a cada país en particular, sin que una vez lograda esa “bella” forma de gobierno se logre que la pobreza desaparezca para los pobres de siempre más sí que aparezca el enriquecimiento cada vez mayor para los ricos de siempre. No creo se justifique llenar de muertos cualquier zona del globo solo porque sus circunstancias ancestrales y culturales propias sean vistas desde la ventana Occidental como antidemocracia. Porque si tal hipótesis se acepta entonces nuevas invasiones continuaran apareciendo por todo el orbe bajo la egida de la ONU, la OTAN u otro poder creado para someter por la fuerza de las armas.
La invasión a Libia justificada por la ONU sin que podamos entender su verdad, nos muestra súbitamente a unos rebeldes que enarbolando la bandera de una anteriormente derrocada monarquía, se dicen partidarios de buscar el país para todos y no solo para la familia de Gadafi. Pero tal partido no tiene antecedentes históricos claros por lo menos para la información que los medios occidentales nos acostumbran mostrar sino que irrumpe intempestivamente al parecer de la nada, a fin de derrocar el régimen de un país que al mostrar de la televisión no pareciera tan deteriorado ni tan pobre sino mas bien un país moderadamente desarrollado con ciudades modernizadas de grandes edificaciones y pulcras viviendas y vías y una larga fila de coches que dejan ver que el nivel de dicha sociedad posiblemente no sea de pauperización a causa de los excesos del coronel. (Recuérdese que Libia es el país con mayor esperanza de vida al nacer, con el mayor ingreso per capita y el mayor índice de desarrollo humano de Africa.)
A tal diplomacia de la guerra le queda de transfondo en Libia, además de unos rebeldes desconocidos amen de su pensamiento político, el de un general siempre bien atendido y con honores recientes por esos mismos gobiernos que componen la llamada Alianza que lo derrocará en aras de una muy confusa justificación detrás de la cual muchos creen estén los pozos petrolíferos que los G8 necesitan para su supervivencia energética ante la crisis que viven, salida de su propios feudos.
Las guerras creadas conducirán indefectiblemente a una paz inestable y a una sociedad dividida por el rencor de vencidos y vencedores.
O Barco de Valdeorras, España.
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