venres, 16 de novembro de 2018

¿Por qué mienten sobre el diésel?

El pasado 11 de julio la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, pronunció su frase más célebre diciendo que los diésel «tienen los días contados», desatando una tormenta sobre la viabilidad de estos motores. ¿Tenía razón la ministra cuando culpabilizaba a los diésel de la contaminación medioambiental de nuestras ciudades?




JUAN ARES
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Lo primero que hay que tener en cuenta es que hay que relativizar el efecto de los gases de los automóviles en el medio ambiente. La Agencia Internacional de la Energía publicó que en el 2013 el transporte por carretera solo fue el responsable del 14 % de las emisiones de CO2 en todo el mundo, por detrás de las industrias manufactureras y construcción (17 %), de otros tipos de transporte (18 %) y, muy especialmente, de la generación de electricidad y calor (34 %). En España, el transporte por carretera solo es responsable de un 20,5 % del total de emisiones contaminantes producidas, muy por detrás del 52,8 % producido por los sectores industrial, residencial o comercial.
Con estos datos está claro que la lucha por reducir las emisiones de CO2 se debe centrar en otros sectores más allá del automóvil.
Pero lo que llama la atención es que la diana del ministerio se haya puesto en el diésel, cuando en la actualidad todos los coches nuevos que salen a la calle con estos motores emiten menos CO2 que sus versiones de gasolina. La norma Euro6, que deben cumplir, les ha obligado en los últimos años a rebajar emisiones y ahora mismo son más eficaces que los de gasolina en este aspecto, tal y como reflejamos en el cuadro de este reportaje, donde comparamos las emisiones de los modelos diésel y gasolina más vendidos. En emisiones de CO2 lo más conveniente para reducir emisiones es el empleo de motores de combustión diésel.
Observa este gráfico en el que comparamos las emisiones de varios modelos diésel y su equivalente en gasolina.
El exceso de CO2, que es el dióxido de carbono, en la atmósfera provoca el efecto invernadero y con ello acelera el calentamiento global. En los últimos meses, los niveles de CO2 han subido alarmantemente en España y a la ministra de Transición ecológica no se le ocurre más solución que demonizar el motor diésel, que emite menos CO2, favoreciendo al de gasolina, más contaminante.
Desde la patronal del automóvil en España se le ha advertido a la ministra que el único problema de los diésel es el numeroso parque antiguo de estos motores, vehículos con más de diez años de antigüedad cuyas emisiones son realmente altas al no estar sometidos a la normativa Euro6 que entró en vigor en el 2014.

La ministra para la Transición Ecológica sentencia: «El diésel tiene los días contados»
Una vez demostrada la menor agresividad de los diésel modernos frente a los gasolina en cuestión de CO2, solo quedaría como pretexto para la ministra en sus tesis los otros gases que emiten los automóviles, que son los NOx (óxidos de nitrógeno y partículas sólidas), que está demostrado que tienen efectos nocivos sobre la salud de las personas, principalmente de tipo respiratorio.
Sin embargo también sobre este aspecto desde Anfac, su presidente, José Vicente de los Mozos, señala que «los vehículos diésel tienen prácticamente las mismas emisiones de NOx que uno de gasolina y ya se están aplicando los ensayos en condiciones reales de circulación. Los avances en esta tecnología se han logrado, en gran parte, gracias a la inversión de 10.000 millones de euros por parte de las compañías de automoción en España en los últimos cuatro años para adecuar sus líneas de producción a fin de integrar cuanto antes las exigencias normativas medioambientales y todas las mejoras tecnológicas».
Los modernos motores diésel equipados con filtros de partículas y catalizadores en sus escapes y en muchos casos con aditivos que se añaden a los mismos han logrado reducir drásticamente las emisiones de NOx y de partículas, casi hasta dejarlas al mismo nivel que los de gasolina.
Lo cierto es que la demonización del diésel ha provocado que los compradores de automóviles cambien sus hábitos de compra y elijan motores de gasolina para sus nuevos vehículos, los cuales como primer efecto subirán sus niveles de CO2, al mismo tiempo que sus consumos, siempre más altos que los diésel, y perjudicarán sus bolsillos.
La injustificable cruzada contra los diésel puede perjudicar igualmente a las fábricas españolas, que son productoras en un 80 % de vehículos dotados de este tipo de motores. Incluso, en casos como la factoría viguesa de PSA, donde su mayor producción se centra en las furgonetas, estos valores son más altos. Miles de puestos de trabajo de una industria fundamental para nuestro país se pueden ver perjudicados por decisiones poco responsables.
HÍBRIDOS Y ELÉCTRICOS
Muchos apuntan que los coches híbridos y eléctricos pueden ser la solución, el recambio para los denostados diésel. Pero es tan injusto demonizar los motores diésel como entronizar los híbridos y eléctricos. Los coches híbridos, fuera de entornos urbanos a escasa velocidad, trabajan prácticamente igual que los motores de gasolina convencionales. Nos referimos a consumos y por tanto emisiones. Tienen también el problema de unas cajas de cambio automáticas poco eficaces que no ayudan precisamente en sus consumos. Los datos de consumo que algunos fabricantes de híbridos exhibían hasta ahora serán difícilmente igualables con la nueva norma de medición WLTP. Ahí se descubrirá realmente la verdad de los híbridos, al menos de los que conocemos hasta ahora, en condiciones reales.

¿Gasolina o diésel? La alternativa real ya son los híbridos
Por su parte los eléctricos, pese a su escasa autonomía, pueden presumir de emisiones cero, es cierto, en su consumo diario. Pero solo hay que conocer la red energética primaria española, para descubrir que la recarga de las baterías de un automóvil eléctrico depende en gran medida de centrales eléctricas que generan su energía de materiales fósiles como el carbón. Al final es darle la vuelta para acabar en lo mismo. Y encima, cada batería de coche eléctrico son cuatrocientos kilos de litio, que habrá que reciclar cuando acabe su vida útil y eso es muy sucio, por no decir que si se cumplen las previsiones de crecimiento de los eléctricos no habrá litio suficiente para fabricarlos.
¿Estamos preparados para abandonar el diésel o será un error, otro más, en política medioambiental? Parece que alguien no cuenta la verdad.

¿Compensa comprar hoy un diésel? 

IAGO GARCÍA

¿Es una locura comprar un diésel hoy?

El Gobierno prepara una medida que castigará al gasoil a partir del próximo año con 10 céntimos de subida por litro. ¿Demasiado para el combustible más usado en industria y transporte?
No hace mucho, cuando alguien entraba en un concesionario para hacerse con un coche nuevo, lo primero que le preguntaba el comercial era cuántos kilómetros iba a hacer el año. Una regla popular establecía que por encima de los 20.000 al año compensaba la motorización diésel. Pese a los híbridos y eléctricos, cuya cuota en el mercado aumenta pero aún es testimonial, ningún motor ofrece a día de hoy mejor relación entre precio, consumo y autonomía. «Un diésel actual contamina igual o menos que un gasolina», señala Juan Torrón, periodista especializado en automoción. La Ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, sin embargo, prevé un castigo que no distingue entre motores diésel antiguos y más contaminantes o actuales y limpios como un gasolina. El Gobierno subirá 10 céntimos el gasoil en general.

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