Se espera que Montserrat lidere la aprobación de un pacto de Estado contra la violencia machista, una de las exigencias de PSOE y Ciudadanos en la investidura
La empresa de la familia de la nueva ministra de Sanidad debe 2.305.822,98 euros a Hacienda
Raúl Rejón / Marta Borraz / Oriol Solé Altimira
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Dolors Montserrat i Montserrat (Sant Sadurní d'Anoia, Barcelona, 1973), ha confirmado con su designación como ministra de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad que es uno de los valores al alza del PP catalán. Su cartera incluye un amplio abanico de tareas pendientes para revertir los recortes del primer Gobierno de Mariano Rajoy.
Sanidad tiene deberes atrasados. El primero, crear un documento específico para que los inmigrantes en situación irregular accedan a la sanidad pública primaria. Un anuncio a bombo y platillo del anterior ministro, Alfonso Alonso, que nunca llegó a ver la luz. Un reconocimiento de que se trató de un error desde el punto de vista de salud pública ya que abocaba a los pacientes a acudir a urgencias y privaba al sistema de hacer un seguimiento de enfermos.
Además, el nuevo Ministerio tendrá que decidir si el copago farmacéutico es un buen asunto teniendo en cuenta que ya el año pasado se constató la pérdida de efecto disuasorio: hubo crecimiento en el gasto farmacéutico. Este 2016, mes tras mes, se va confirmando esa tendencia.
El Gobierno ejerce su acción sanitaria muy especialmente en la salud pública. España desoye a la Organización Mundial de la Salud y no ha redactado un plan específico para el fenómeno del suicidio: más de 3.900 al año. Es la primera causa de muerte violenta en el país. Supera con mucho a los accidentes de tráfico o a los homicidios.
De igual manera le toca al Ejecutivo lidiar con los tratamientos médicos de larga duración y grandes cantidades de pacientes como los de la hepatitis C. La financiación pública de tratamientos, la cartera de servicios, se recortó nada más entrar en el Gobierno Mariano Rajoy. ¿Podrán recuperarse algunas prestaciones?
Violencia de género
La lucha contra la violencia de género es otro de los grandes retos a los que se enfrentará la nueva titular de Sanidad, después de que la partida de prevención haya experimentado un recorte del 26% desde 2010. Se espera que esta ministra lidere la aprobación de un pacto de Estado contra la violencia machista, que ya ha determinado como "prioridad" el Ejecutivo.
Esta era una de las exigencias que el PSOE anunció a cambio de la abstención y también aparece en el pacto de investidura firmado por los populares y Ciudadanos. Este mismo jueves era detenido en Burgos un hombre acusado de asesinar a su exmujer. Con ella, son 37 el número de mujeres asesinadas por violencia de género en lo que va de año, según datos oficiales.
Modificar la ley integral de 2004 y ampliarla a otros tipos de violencia –más allá de los que se dan en el seno de la pareja o expareja– es otro de los desafíos que le esperan. Así, pondría en práctica el Convenio de Estambul, ratificado en 2014, y que obliga a ello. Otra de las líneas ya perfiladas es la puesta en marcha de un Plan de Sensibilización y Prevención de la Violencia de Género tal y como establece la ley. Todo, eso sí, condicionado por el presupuesto con el que se doten las medidas, que condicionará su puesta en práctica.
Habrá que ver si los grupos de la oposición que se han manifestado contrarios a la reforma del aborto que obliga a las chicas de 16 y 17 a contar con el consentimiento paterno para interrumpir voluntariamente su embarazo ponen sobre la mesa su reforma. Tendrán que lidiar con Montserrat, que en 2009 confirmó asistencia y se mostró favorable a una de las marchas que varios colectivos antiaborto celebraban en Madrid contra la ley de plazos que preparaba entonces Zapatero.
En cuanto al sistema de dependencia, la nueva titular de Sanidad se encontrará con prácticamente toda la oposición exigiendo al Gobierno la restitución de la partida destinada al que se llamó cuarto pilar del Estado de Bienestar y que tras varios tijeretazos ha quedado colapsado. En la pasada legislatura el Ejecutivo cumplió el compromiso de incorporar a los dependientes moderados al sistema –que lo hicieron con ocho años de retraso–, pero todavía muchos esperan a ser atendidos. La lista de espera de la dependencia asciende, según los últimos datos publicados a 360.000 personas.
Nueva generación del PP catalán
Montserrat forma parte de la nueva generación de políticos conservadores catalanes liderados por Xavier García Albiol que se vieron superados sin paliativos por Ciudadanos en las últimas elecciones al Parlament, pero que superaron a los naranjas en los comicios estatales.
Su relación con su antigua jefa de filas y que iba un puesto por encima suyo en las listas del 26–J, Alicia Sánchez Camacho, se tensionó por las encuestas que ponían en duda el cuarto diputado de los populares por Barcelona. Además, ya venía tocada porque desde el entorno de Camacho se acusaba a la ahora ministra de ser una de las voces que más presionó para que abandonara la dirección del PP catalán tras el escándalo de La Camarga. Finalmente ambas lograron su escaño el 26–J.
La nueva ministra de Sanidad es hija de Dolors Montserrat, una veterana del PP catalán que abandonó la primera línea política en 2015 tras casi treinta años como diputada. Su hija, por contra, no ha formado nunca parte de las filas populares en la Cámara catalana, sino que inició su actividad política como concejal en su municipio, Sant Sadurní d'Anoia, y en el Congreso, donde es diputada desde 2008.
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