luns, 19 de setembro de 2016

Un estudio genético revela que uno de cada cinco españoles tiene ascendencia judía y uno de cada 10 tiene genes heredados de los habitantes del Norte de África.

Uno de cada tres españoles tiene marcadores genéticos de Oriente Medio o el Magreb
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sefardies11La revista científica ‘American Journal of Human Genetics’, publicó en su mas reciente edición los resultados de un estudio realizado en la península Ibérica por un equipo internacional de investigadores compuesto por científicos británicos, españoles, portugueses, franceses e israelíes. El grupo de investigadores que estuvo dirigido por el británico Mark Jobling de la Universidad de Leicester realizó un estudio genético entre 1.140 hombres de 18 poblaciones de la península y las Islas Baleares para determinar los orígenes genéticos de la población española.
Los resultados de la investigación son sorprendentes pues sirven para desmitificar ciertas percepciones históricas que establecieron unas visiones de claros tintes racistas, islamofobas o antisemitas en algunos momentos de la historia de España. Estas percepciones históricas ligadas a eventos de la historia de España como la Reconquista, la expulsión de los judíos y de los moriscos en 1492 han prevalecido durante siglos en amplios sectores de la población española y dejaron su particular legado no solo en aspectos como la limpieza de sangre o la conversión de judíos y moros, también en la huella genética de la actual población española. Pero ahora a raíz de este esclarecedor estudio se puede producir un interesante debate entre las pruebas científicas aportadas por genética y la historia, pues según las conclusiones del estudio “un 10% de la población actual tiene características genéticas propias de los habitantes del norte de África y un 20% de los judíos sefarditas”.
¿Como se realizó el estudio? 
Para llegar a esta conclusión, los científicos comenzaron a trabajar en el 2000 en un estudio en donde recogieron muestras de 1.140 hombres de 18 poblaciones de la península y las Islas Baleares. El grupo de científicos llevaron a “cabo un análisis del cromosoma Y, únicamente presente en los hombres y que se transmite de padres a hijos”.
Según el doctor Calafell de la Uiversidad Pompeu Fabra, “la investigación se centró en el análisis del cromosoma Y porque no se recombina en la reproducción, lo que hace que sólo las mutaciones lo modifiquen, por lo que los científicos pueden determinar su orden de aparición”. Posteriormente, las muestras obtenidas se analizaron y se “compararon con las poblaciones de judíos sefarditas y de individuos del norte de África, que tienen la ventaja de ser muy diferentes a las poblaciones receptoras originarias de la Península Ibérica, por lo que su diferenciación es sencilla”. De este modo, llegaron a la conclusión de “que uno de cada tres españoles tiene ascendentes moriscos o judíos”.

¿Son confiables estos resultados?

De acuerdo con el doctor Calafell, “mientras que los datos obtenidos para el origen norteafricano apenas arrojan dudas metodológicas y parece plausible que un 10% de la población proceda de musulmanes norteafricanos llegados a la Península a partir del 711, los marcadores genéticos usados para distinguir a la población con ancestros sefardíes pueden producir distorsiones”.
Las razones esgrimidas por el experto se basan en el hecho de que los elementos genéticos que tiene la población de origen sefardí, también son “compartidos por otros pueblos de Oriente Medio desde Turquía hasta Líbano, con lo que en realidad, ese 20% de españoles que el estudio señala como descendientes de sefardíes podrían haber heredado ese rasgo de movimiento más antiguos, como el de los fenicios o, incluso, primeros pobladores neolíticos que llegaron al península hace miles de años”.
Por tal motivo, les aconsejo que si tienen la oportunidad consulten mi post del pasado 2 de noviembre,titulado: “Los fenicios desaparecieron hace mas de 2.000 años pero dejaron una profunda huella genética en los pueblos del Mediterráneo” en el cual comento los resultados de un interesante estudio hecho para determinar la huella genética de los fenicios sobre los actuales pueblos del mediterráneo. Dicho estudio también fue publicado en la edición del mes de octubre de la revistaAmerican Journal of Human Genetics
La genética y la historia 
¿Cuál es en realidad el vestigio genético dejado por ocho siglos de presencia musulmana en España y muchos más de convivencia judía? En opinión de los autores del estudio la genética aporta algunas de las respuestas. Aquí puede que se encuentre una de las más sorprendentes revelaciones de la investigación, la correlación que existe entre la genética y la historia para contrastar datos históricos. Por ejemplo, los investigadores encontraron que la presencia de genes norteafricanos es mayor en la mitad occidental de España en las provincias de León, Salamanca, y Zamora, que en la mitad oriental de la península como en las provincias de Granada. De acuerdo con los datos obtenidos por el estudio “no hay evidencia de un gradiente sur-norte en los cromosomas norteafricanos. Más bien hay una divisoria entre el oeste (alta frecuencia) y el este (baja): la ascendencia norteafricana va de 0% en los Pirineos al 20% en Galicia y el 22% en Castilla noroccidental. Andalucía tiene uno de los índices más bajos.”
El aspecto mas interesante a efectos históricos según el artículo “es que ese dato concuerda perfectamente con los registros históricos. Tras la revuelta de los moriscos en el siglo XVI, la mayoría de ellos fueron deportados de sus lugares de origen en Granada y Valencia llevados al exilio al noroeste de España” por las ordenes de expulsión de moriscos ordenadas por Felipe III en 1609, que “diezmaron los guetos de Valencia y Andalucía, pero que poco pudieron hacer contra las dispersas e integradas poblaciones de Extremadura y Galicia”. Así que “quinientos años después, el genoma de los españoles lo demuestra: hay más descendientes de moriscos en la plaza de Salamanca que en el Albaicín granadino.”
En cuanto a los cromosomas de origen sefardí, a pesar de ser de una época más remota, aparecen distribuidos por el territorio español de forma más homogénea. Excepto en el noreste de Castilla, Cataluña y los Pirineos, en donde su frecuencia es muy baja. Estos datos revelan, según los autores, “un alto nivel de conversión, voluntaria o forzosa, impulsada por episodios históricos de intolerancia social y religiosa, y que condujo a la integración de los descendientes”. Hoy día, se supone que la población actual de sefardíes en todo el mundo es de unos dos millones de personas. Pero ahora sabemos gracias a los resultados de estudio que sólo los descendientes españoles de sefardíes suman más de ocho millones.
Estudios genéticos como esté que he comentado resultan muy esclarecedores para conocer sobre los grandes flujos migratorios, pero como vemos aún queda mucho margen para ampliar nuestro conocimiento. En un futuro próximo, se podrán realizar estudios similares para estudiar los efectos de las invasiones, migraciones y otros movimientos de población registrados en la historia del Humanidad como: la conquista y colonización de América por parte de los españoles y portugueses, la influencia demográfica de los incas sobre los pueblos andinos, la conquista española de las Islas Canarias; la repoblación de la ribera del Guadalquivir con personas del centro de Europa según fue ordenada Carlos V en el siglo XVI, la conquista inglesa de Norteamérica, la influencia de los pueblos gitanos en Europa, la llegada de millones de esclavos africanos a América o la masiva migración de millones de europeos a los Estados Unidos, Argentina, Canadá y Australia. Estoy convencido que muchos de esos trabajos resultaran decisivos no solo para desmitificar y esclarecer eventos históricos también para generar una nueva conciencia, una mayor solidaridad entre las personas y los pueblos del mundo mas alejada de estrechas percepciones racistas, nacionalistas y etnocéntricas

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